5. Selección y constitución
La circunstancia de que el ser social, con su forma económica,
su posición de clase, su orden juridico, sus convenciones morales,
etcétera, no pueda traducirse sin más en arte, es tan evidente como
el hecho de que ambas manifestaciones no sean idénticas y de
que el arte es algo bien distinto a la repetición o simple continua-
ción de la realidad habitual. El problema a resolver, aunque apenas
soluble de un modo enteramente satisfactorio, radica en la respuesta
a la pregunta de cómo es que todo lo artistico tenga desde un
principio significación sociológica y ocupe un puesto especial no
sólo en el proceso de la historia del arte sino también en el de la
historia social. Esta dificultad no da lugar ai simple dualismo de
la existencia humana, ni a su dicotomia en ser y conciencia, ni a la
idea de que la conciencia viene limitada y condicionada por algo
que no es conciencia sino el concepto de la metamorfosis de un
momento en otro. La transformación de un ser material, paten-
tizado en las fuerzas productivas, los modos de economia y rela-
ciones de propiedad, en formas ideales, en una fe, una norma, una
doctrina, una teoria cientifica o una creación artistica, es un pro-
teso insondable, racionalmente indivisible. a pesar de todas las
limitaciones de la causalidad inmediata, de todas las mediaciones,
acciones recíprocas y reacciones. Si, como ya se dijo, se le endosa
al marxismo cierto resto de mística, consiste éste en la relación
inexplicada entre los dos hechos fundamentales de la existencia
humana, entre sus factores conformes al ser y a la conciencia,
materiales e ideales, sensoriales y espirituales.
El que los supuestos económicos de las creaciones culturales
sean de naturaleza causal o funcional, el que conlleven un condi-
cionamiento unilateral o una acción recíproca entre los distintos
elementos del proceso cultural, apenas cambia algo en la depen-
dencia de las formaciones ideales respecto de las condiciones de la
existencia, a las que se aferra el materialismo histórico en todas
las circunstancias. Más difícil y en última instancia más decisiva
es la cuestión en torno a la alternativa de si las relaciones socio-
económicas desempeñan un papel constitutivo o simplemente se-
lectivo en el nacimiento y predominio de las formas ideales. Crea
el correspondiente modo económico nuevas formas de conciencia?
Modifica tan sólo las ya existentes? Produce él mismo las posi-
bilidades de elección o limita únicamente el número y el tipo de
aquellas entre las cuales se elige?
ARNOLD HAUSER
fundamentos de la sociolgia del arte
Ediciones Guadarrama
Madrid
1975
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