sexta-feira, setembro 29, 2006
quinta-feira, setembro 28, 2006
Nicanor Parra
NOTAS DE VIAJE
Yo me mantuve alejado de mi puesto durante anos.
Me dediqué a viajar, a cambiar impressiones com mis interlocutores,
Me dediqué a dormir;
Pero las escenas vividas en épocas anteriores se hacian presentes en
mi memoria.
Durante el baile yo pensaba en cosas absurdas:
Pensaba en unas lechugas vistas el dia anterior
Al pasar delante de la cocina,
Pensaba un sin número de cosas fantásticas relacionadas com
mi família;
Entretanto el barco ya habia entrado al rio,
Se abria paso a través de un banco de medusas.
Aquellas escenas fotográficas afectaban mi espíritu,
Me obligaban a encerrarme en mi camarote;
Comia a la fuerza, me rebelaba contra mi mismo,
Costituia un peligro permanente a bordo
Puesto que en cualquier momento podia salir com un contrasentido.
Nicanor Parra
relâmpagio n.Âş17 10 | 2005
RECORDAÇÕES DA JUVENTUDE
Ocerto é que eu ia de um lado para o outro,
Às vezes chocava com as árvores,
Chocava com os mendigos,
Abria passagem através dum bosque de cadeiras e mesas,
Com a alma num fio via cair as grandes folhas.
Mas tudo era inútil,
Cada vez me afundava mais numa espécie de geleia;
As pessoas riam-se dos meus arrebatamentos,
Os indivíduos agitavam-se nas suas poltronas como algas movidas
pelas ondas
As mulheres dirigiam-me olhares de ódio
Fazendo-me subir, fazendo-me descer,
Fazendo-me chorar e rir contra a minha vontade.
De tudo isto resultou um sentimento de asco,
Resultou uma tempestade de frases incoerentes,
Ameaças, insultos, juramentos que não vinham ao caso,
Resultaram uns movimentos desgostantes de ancas,
Aqueles bailes fúnebres
Que me deixavam sem respiração
E me impediam de levantar a cabeça durante dias,
Durante noites.
Eu ia de um lado para o outro, é verdade,
A minha alma flutuava nas ruas
Pedindo socorro, pedindo um pouco de ternura;
Com uma folha de papel e um lápis entrava nos cemitérios
Disposto a não me deixar enganar.
Dava voltas e voltas em torno do mesmo assunto,
Observava de perto as coisas
Ou num ataque de cólera arrancava os cabelos.
Desse modo fiz a minha estreia nas salas de aula,
Como um ferido por uma bala arrastei-me pelos ateneus,
Transpus o limiar das casas particulares,
Com o fio da língua procurei comunicar com os espectadores:
Eles liam o jornal
Ou desapareciam atrás de um táxi.
Para onde ir então?
Àquela hora o comércio estava fechado;
Eu pensava num pedaço de cebola que vira ao jantar
E no abismo que nos separa dos outros abismos.
Nicanor Parra
relâmpagio n.Âş17 10 | 2005
SOLO DE PIANO
Ya que la vida del hombre no es sino una acción a distancia,
Un poco de espuma que brilla en el interior de um vaso;
Ya que los árboles no son sino muebles que se agitan:
No son sino sillas y mesas en movimiento perpetuo;
Ya que nosotros mismos no somos más que seres
(Como el dios mismo no es outra cosa que dios)
Ya que no hablamos para ser escuchados
Sino para que los demás hablen
Y el eco es anterior a las voces que lo producen;
Ya que ni siquiera tenemos el consuelo de un caos
En el jardín que bosteza y que se llena de aire,
Un rompecabezas que es preciso resolver antes de morir
Para poder resucitar después tranqĂĽilamente
Cuando se ha usado en exceso de la mujer;
Ya que también existe un cielo en el infierno,
Dejad que yo también baga algunas cosas:
Yo quiero hacer un ruido con los pies
Y quiero que mi alma encuentre su cuerpo.
Nicanor Parra
relâmpagio n.Âş17 10 | 2005
Nicanor Parra (n. San Fabián de Alico, Chile, 5 de septiembre, 1914), antipoeta chileno.
Parra es considerado el creador de la antipoesía, una expresión literaria que rompe con los cánones tradicionales de la lírica. Una de sus obras más reconocidas es Poemas y Antipoemas, donde remplaza una sintaxis cuidada y metafórica por un lenguaje cotidiano y directo, que busca hacer cómplice al lector.
Nicanor Parra es miembro de una familia de reconocidos artistas populares en Chile, entre ellos Roberto, Violeta y Eduardo ("Lalo").
Biografía
Hijo de Nicanor Parra y Rosa Clara Sandoval Navarrete, crece en un ambiente artístico. Desde pequeño alternó su residencia entre Santiago, Lautaro, Ancud y Chillán.
En 1927 ingresó en el Liceo de Hombres de Chillán, donde cursó hasta el Quinto Año de Humanidades. En 1932 huyó de casa rumbo a Santiago, donde cursó el último año de educación secundaria en el Internado Nacional Barros Arana, gracias a una beca de la Liga de Estudiantes Pobres. Ahàconoció a Jorge Millas, Luis Oyarzún y Carlos Pedraza, con los cuales tuvo gran afinidad artística. El año 1933, el poeta ingresó al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile con el fin de estudiar Matemáticas y Física. También tomó Ingeniería, Derecho e `Inglés], pero pronto los abandonó. Financió sus estudios desempeñándose como inspector del INBA y fue allàcuando en 1935 publicó su primer anticuento llamado "Gato en el camino" en la Revista Nueva (publicación que fundó junto a Millas y Pedraza). El relato circuló entre los inspectores, profesores y alumnos del Internado.
Egresó del Instituto Pedagógico en 1937, para desempeñarse como profesor de matemática y física en el Liceo de Hombres de Chillán. El mismo año publica Cancionero sin nombre, su primer libro de versos, donde dejó entrever huellas de la poesía de García Lorca, aunque ya por entonces ensayaba su teoría de la antipoesía. En 1938 es galardonado con el Premio Municipal de Santiago y se gradúa de licenciatura en Ciencias Físicas y Matemáticas en la Universidad de Chile.
En 1943 viaja a Estados Unidos a estudiar mecánica avanzada en la Brown University mediante una beca del Institute of International Education. Regresa en 1946 incorporándose a la Universidad de Chile como profesor titular de Mecánica Racional. En 1948 es nombrado Director Interino de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. En 1949 parte a Inglaterra gracias a la beca del Consejo Británico con la intención de estudiar cosmología en Oxford. Su paso por EEUU e Inglaterra, particularmente la inmersión en la vida cotidiana de dos sociedades desarrolladas, son fundamentales en la gestación de sus antipoemas.
En 1954 aparece su segundo libro: Poemas y Antipoemas, obra donde adopta definitivamente la línea que el propio Parra denomina antipoesía. El sistema antipoético incluye entre sus elementos un personaje antiheroico, humor, ironía, sarcasmo y un verso cuyo léxico y sintaxis no obedecen al modelo literario clásico de la poesía, sino al lenguaje cotidiano. En 1969 recibe el Premio Nacional de Literatura por Obra Gruesa, que publica ese mismo año.
Nicanor Parra ha sido postulado al Premio Nobel de Literatura en diversas ocasiones. La primera postulación oficial se produce en 1995, mediada por la Universidad de Nueva York. El segundo intento oficial lo encabeza la Universidad de Concepción en 1997 y tres años más tarde por Machitún-2000, que media la postulación con la Universidad de Chile. En 1991 se le otorga en México el premio Juan Rulfo. En 2000 recibe el Honorary Fellow de la Universidad de Oxford y el Doctor Honoris Causa de la Universidad del BĂo-BĂo.
El año 2001 recibe el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, además del Premio Bicentenario de la Corporación Cultural de Chile y Universidad de Chile. Actualmente existen múltiples ediciones de sus libros en otros idiomas, como el inglés, francés, sueco, ruso, checo, finlandés y portugués.
Obras
* Cancionero sin nombre, 1937.
* Poemas y antipoemas, 1954.
* La cueca larga, 1958.
* Antipoemas, 1960.
* Versos de salón, 1962.
* Manifiesto, 1963.
* Canciones rusas. 1967.
* Obra gruesa, 1969.
* Los profesores, 1971.
* Artefactos,1972.
* Sermones y prédicas del Cristo de Elqui, 1977.
* Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui, 1979.
* El anti-Lázaro, 1981.
* Poema y antipoema de Eduardo Frei, 1982.
* Cachureos, ecopoemas, guatapiques, últimas prédicas, 1983.
* Chistes para desorientar a la poesía, 1983.
* Coplas de Navidad, 1983.
* Poesía política, 1983.
* Hojas de Parra, 1985.
* Poemas para combatir la calvicie, 1993.
* Páginas en blanco, 2001.
* Lear Rey & Mendigo, 2004.
(wikipedia)
Investigação realizada por Frisco. Obrigada,
Yo me mantuve alejado de mi puesto durante anos.
Me dediqué a viajar, a cambiar impressiones com mis interlocutores,
Me dediqué a dormir;
Pero las escenas vividas en épocas anteriores se hacian presentes en
mi memoria.
Durante el baile yo pensaba en cosas absurdas:
Pensaba en unas lechugas vistas el dia anterior
Al pasar delante de la cocina,
Pensaba un sin número de cosas fantásticas relacionadas com
mi família;
Entretanto el barco ya habia entrado al rio,
Se abria paso a través de un banco de medusas.
Aquellas escenas fotográficas afectaban mi espíritu,
Me obligaban a encerrarme en mi camarote;
Comia a la fuerza, me rebelaba contra mi mismo,
Costituia un peligro permanente a bordo
Puesto que en cualquier momento podia salir com un contrasentido.
Nicanor Parra
relâmpagio n.Âş17 10 | 2005
RECORDAÇÕES DA JUVENTUDE
Ocerto é que eu ia de um lado para o outro,
Às vezes chocava com as árvores,
Chocava com os mendigos,
Abria passagem através dum bosque de cadeiras e mesas,
Com a alma num fio via cair as grandes folhas.
Mas tudo era inútil,
Cada vez me afundava mais numa espécie de geleia;
As pessoas riam-se dos meus arrebatamentos,
Os indivíduos agitavam-se nas suas poltronas como algas movidas
pelas ondas
As mulheres dirigiam-me olhares de ódio
Fazendo-me subir, fazendo-me descer,
Fazendo-me chorar e rir contra a minha vontade.
De tudo isto resultou um sentimento de asco,
Resultou uma tempestade de frases incoerentes,
Ameaças, insultos, juramentos que não vinham ao caso,
Resultaram uns movimentos desgostantes de ancas,
Aqueles bailes fúnebres
Que me deixavam sem respiração
E me impediam de levantar a cabeça durante dias,
Durante noites.
Eu ia de um lado para o outro, é verdade,
A minha alma flutuava nas ruas
Pedindo socorro, pedindo um pouco de ternura;
Com uma folha de papel e um lápis entrava nos cemitérios
Disposto a não me deixar enganar.
Dava voltas e voltas em torno do mesmo assunto,
Observava de perto as coisas
Ou num ataque de cólera arrancava os cabelos.
Desse modo fiz a minha estreia nas salas de aula,
Como um ferido por uma bala arrastei-me pelos ateneus,
Transpus o limiar das casas particulares,
Com o fio da língua procurei comunicar com os espectadores:
Eles liam o jornal
Ou desapareciam atrás de um táxi.
Para onde ir então?
Àquela hora o comércio estava fechado;
Eu pensava num pedaço de cebola que vira ao jantar
E no abismo que nos separa dos outros abismos.
Nicanor Parra
relâmpagio n.Âş17 10 | 2005
SOLO DE PIANO
Ya que la vida del hombre no es sino una acción a distancia,
Un poco de espuma que brilla en el interior de um vaso;
Ya que los árboles no son sino muebles que se agitan:
No son sino sillas y mesas en movimiento perpetuo;
Ya que nosotros mismos no somos más que seres
(Como el dios mismo no es outra cosa que dios)
Ya que no hablamos para ser escuchados
Sino para que los demás hablen
Y el eco es anterior a las voces que lo producen;
Ya que ni siquiera tenemos el consuelo de un caos
En el jardín que bosteza y que se llena de aire,
Un rompecabezas que es preciso resolver antes de morir
Para poder resucitar después tranqĂĽilamente
Cuando se ha usado en exceso de la mujer;
Ya que también existe un cielo en el infierno,
Dejad que yo también baga algunas cosas:
Yo quiero hacer un ruido con los pies
Y quiero que mi alma encuentre su cuerpo.
Nicanor Parra
relâmpagio n.Âş17 10 | 2005
Nicanor Parra (n. San Fabián de Alico, Chile, 5 de septiembre, 1914), antipoeta chileno.
Parra es considerado el creador de la antipoesía, una expresión literaria que rompe con los cánones tradicionales de la lírica. Una de sus obras más reconocidas es Poemas y Antipoemas, donde remplaza una sintaxis cuidada y metafórica por un lenguaje cotidiano y directo, que busca hacer cómplice al lector.
Nicanor Parra es miembro de una familia de reconocidos artistas populares en Chile, entre ellos Roberto, Violeta y Eduardo ("Lalo").
Biografía
Hijo de Nicanor Parra y Rosa Clara Sandoval Navarrete, crece en un ambiente artístico. Desde pequeño alternó su residencia entre Santiago, Lautaro, Ancud y Chillán.
En 1927 ingresó en el Liceo de Hombres de Chillán, donde cursó hasta el Quinto Año de Humanidades. En 1932 huyó de casa rumbo a Santiago, donde cursó el último año de educación secundaria en el Internado Nacional Barros Arana, gracias a una beca de la Liga de Estudiantes Pobres. Ahàconoció a Jorge Millas, Luis Oyarzún y Carlos Pedraza, con los cuales tuvo gran afinidad artística. El año 1933, el poeta ingresó al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile con el fin de estudiar Matemáticas y Física. También tomó Ingeniería, Derecho e `Inglés], pero pronto los abandonó. Financió sus estudios desempeñándose como inspector del INBA y fue allàcuando en 1935 publicó su primer anticuento llamado "Gato en el camino" en la Revista Nueva (publicación que fundó junto a Millas y Pedraza). El relato circuló entre los inspectores, profesores y alumnos del Internado.
Egresó del Instituto Pedagógico en 1937, para desempeñarse como profesor de matemática y física en el Liceo de Hombres de Chillán. El mismo año publica Cancionero sin nombre, su primer libro de versos, donde dejó entrever huellas de la poesía de García Lorca, aunque ya por entonces ensayaba su teoría de la antipoesía. En 1938 es galardonado con el Premio Municipal de Santiago y se gradúa de licenciatura en Ciencias Físicas y Matemáticas en la Universidad de Chile.
En 1943 viaja a Estados Unidos a estudiar mecánica avanzada en la Brown University mediante una beca del Institute of International Education. Regresa en 1946 incorporándose a la Universidad de Chile como profesor titular de Mecánica Racional. En 1948 es nombrado Director Interino de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. En 1949 parte a Inglaterra gracias a la beca del Consejo Británico con la intención de estudiar cosmología en Oxford. Su paso por EEUU e Inglaterra, particularmente la inmersión en la vida cotidiana de dos sociedades desarrolladas, son fundamentales en la gestación de sus antipoemas.
En 1954 aparece su segundo libro: Poemas y Antipoemas, obra donde adopta definitivamente la línea que el propio Parra denomina antipoesía. El sistema antipoético incluye entre sus elementos un personaje antiheroico, humor, ironía, sarcasmo y un verso cuyo léxico y sintaxis no obedecen al modelo literario clásico de la poesía, sino al lenguaje cotidiano. En 1969 recibe el Premio Nacional de Literatura por Obra Gruesa, que publica ese mismo año.
Nicanor Parra ha sido postulado al Premio Nobel de Literatura en diversas ocasiones. La primera postulación oficial se produce en 1995, mediada por la Universidad de Nueva York. El segundo intento oficial lo encabeza la Universidad de Concepción en 1997 y tres años más tarde por Machitún-2000, que media la postulación con la Universidad de Chile. En 1991 se le otorga en México el premio Juan Rulfo. En 2000 recibe el Honorary Fellow de la Universidad de Oxford y el Doctor Honoris Causa de la Universidad del BĂo-BĂo.
El año 2001 recibe el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, además del Premio Bicentenario de la Corporación Cultural de Chile y Universidad de Chile. Actualmente existen múltiples ediciones de sus libros en otros idiomas, como el inglés, francés, sueco, ruso, checo, finlandés y portugués.
Obras
* Cancionero sin nombre, 1937.
* Poemas y antipoemas, 1954.
* La cueca larga, 1958.
* Antipoemas, 1960.
* Versos de salón, 1962.
* Manifiesto, 1963.
* Canciones rusas. 1967.
* Obra gruesa, 1969.
* Los profesores, 1971.
* Artefactos,1972.
* Sermones y prédicas del Cristo de Elqui, 1977.
* Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui, 1979.
* El anti-Lázaro, 1981.
* Poema y antipoema de Eduardo Frei, 1982.
* Cachureos, ecopoemas, guatapiques, últimas prédicas, 1983.
* Chistes para desorientar a la poesía, 1983.
* Coplas de Navidad, 1983.
* Poesía política, 1983.
* Hojas de Parra, 1985.
* Poemas para combatir la calvicie, 1993.
* Páginas en blanco, 2001.
* Lear Rey & Mendigo, 2004.
(wikipedia)
Investigação realizada por Frisco. Obrigada,
quarta-feira, setembro 27, 2006
Letra A - António Franco Alexandre
E fez rey alçar em beira-mar duas tendas
e elevasse um estrado aonde se assentou.
e fizeram os ahi vir
o rey assi lhes disse em ar amável: sabeis
que pera diminuir nossos males vos roubámos
a vosso deus
por violência; mas vejo que dobraram i se enlaçam
nossos males
tal uma corda
na garganta; por decesão contra vós tomada;
sabei pois oje vos deixo
libres como dantes; excolhei
o que quiserdes. sabei
que em essa tenda à beiramar se encontra
i em essoutra escolhei.
e todos então correram suas mulheres crianças
mas por astúcia só um a um entraram
e como entravam, um após um
foi degolado lançado no mar
sem que ninguém de seus irmãos soubera.
assim caiu de nós um grande número
em esse dia.
ANTÓNIO FRANCO ALEXANDRE (1944)
Poemas
Poemário 2005
Assírio & Alvim
5
os animais que escrevem, é sempre interessante, fez notar
o sensível destino dos nossos chacinados
companheiros. removemos a terra
de norte a sul, à procura de maravilhosas tocas,
o mar entrava pelo quarto do segundo andar,
dormíamos dentro um do um, acordados
pela manhã tracejada de néon,
no céu e terra do soalho.
cabe-me agora a descrição cuidada
do mundo incomodado em que vivemos: secretários
sentados à secretária, ídolos
das nove às onze,
civildades de médio centro urbano, parque incluído,
a leve bomba que cai na cabeça dos outros,
e o grande buraco nocturno do mar
a sorver loas.
é um país, não há que errar, talhado
para a aventura de queimar
papéis ou gente,
tão desigual aos outros.
os primeiros autocarros passam,
a manhã levanta devagar a cabeça,
os pássaros, não esqueçamos os pássaros,
pousam, de viagem.
António Franco Alexandre
Poemas
Assírio & Alvim
1996
30
Já a luz se apagou do chão do mundo,
deixei de ser mortal a noite inteira;
ofensa grave a minha, que tentei
misturar-me aos duendes na floresta.
De máscara perfeita, e corpo ausente,
a todos enganei, e ninguém nunca
saberia que ainda permaneço
deste lado do tempo onde sou gente.
Não fora o gesto humano de querer-te
como quem, tendo sede, vê na água
o reflexo da mão que a oferece,
seria folha de árvore ou sério gnomo
absorto no silêncio de uma rima
onde a morte cessasse para sempre.
António Franco Alexandre
Duende
flexíveis, vertiginosos, envoltos em fuligem e orações precárias
perfeitamente católicos e inúteis, debruçados
sobre um futuro de paz e fato azul às riscas,
eu e eles misturados pela face estranha da tarde,
cada vez mais velozes, cortantes batendo no
brilhante tejadilho céu alto talvez desnecessário
nuvem aqui nuvem ali nada de muito para o frio dos ossos
eu descrevendo a inteira linha de uma vida somente e eles
brevíssimos, áridos no combate, aparecendo aqui ali
como insólitas faíscas sem razão para estrondo e fim do mundo
apenas patinando como quem nunca teve asas e vai direito
a um pequeno inferno de casas populares e segurança
eu acabado de cantar há vinte anos e desempregado para mobília
com sarau e mudança a meio da semana eles hábeis
como o deus surdomudo e a sua corte atlética
rasgando nuvens gente miudezas várias
eu líquido azinhago autocolante
arrancado com muita pressa de foto a corpo inteiro mesa esfinge
eu e eles caindo mergulhando
na chávena minúscula do dia de amanhã assim seja
eu boi dormido no charco rã cautela descertamente premiada
eu apenas eu vago riacho tartamudo e eles
fáceis e ferozes patinando com destino desmarcado de véspera
no gelo que o largo rio transporta e quebra areia chão e margem
António Franco Alexandre
Poemas
Assírio & Alvim
5
eu a morrer debaixo do sol e eles sentados
apreciando coxas e mármores pendentes
no verão seco ao fim de nenhuma tarde, eu
desalinhavado pelo vento, crescido no meio das chamas,
correndo pelas ruas paralelas e sórdidas da antiguidade
eu também eu de guia e asno e cabriola na duna encardida de sol
e a agreste sabedoria das mãos cortadas rente eu e eles
apreçando o remate
dormindo dormidos nas esteiras, a corda
presa nos dentes, que surpresa quando me tomaste,
pela primeira vez era urna noite de algum vento e das
esguias chaminés subia a chuva corno uma nuvem
caída na memória e para nunca mais
então acaricio-te as orelhas distraidamente como quem
está duvidoso de comprar e sabe que não deve
apressar o remate
eu a morrer corno se fosse coisa nenhuma cheia de pressa
esmorecida pelo sol eu e eles sentados como se fosse
urna pressa vazia de coisas uma opressão às portas
do grande mercado demasiadamente silencioso e atento
acaricio-te as mãos bem cortadas, o reflexo do
melhor mármore antigo,
eu a morrer como se fosse o menor preço e eles
sentados com os olhos na cara a boiar!
António Franco Alexandre
Dos Jogos de Inverno
Poemas
Assírio & Alvim
Nesta última tarde em que respiro
A justa luz que nasce das palavras
E no largo horizonte se dissipa
Quantos segredos únicos, precisos,
E que altiva promessa fica ardendo
Na ausência interminável do teu rosto.
Pois não posso dizer sequer que te amei nunca
Senão em cada gesto e pensamento
E dentro destes vagos vãos poemas;
E já todos me ensinam em linguagem simples
Que somos mera fábula, obscuramente
Inventada na rima de um qualquer
Cantor sem voz batendo no teclado;
Desta falta de tempo, sorte, e jeito,
Se faz noutro futuro o nosso encontro.
António Franco Alexandre
Uma fábula
Assírio & Alvim
3
Gosto de ti como se gosta do sol, e era bom
ficar ao sol todo o dia, mas queima.
Muitos outros se deitam ao sol, toda a espécie de corpos
não tens tamanho para tanta gente.
Um dia vai-se abrir a porta doirada,
vamos caber, um a um.
Vais-me escolher especialmente, como todos os outros.
Podes ter mãos. Podias até, alguma vez, ter lábios,
dizer alguma coisa em língua, numa língua qualquer.
Naturalmente, a imaginação poética é só devaneio,
tilintar de talheres sem nada para comer,
um ar tão leve, para que serve respirar?
Para esquecer, escrevo um longo romance verdadeiro
e pícaro; tudo nele é real!, as pessoas dormem
e acordam e dormem, e fodem nos intervalos;
devoram-se animais; mas o melhor são os diálogos.
Entre existires e não existires antes não existires,
é mais inteiro, deixa menos dúvidas dentro do crânio,
ao lado dos ossos normais. Entre mulher e homem
o melhor é não teres mesmo por onde escolher,
vestir saia-casaco ou fato completo,
usar até, em dias de festa, as tuas peles virtuais.
António Franco Alexandre
relâmpago n.Âş11 10|2002
e elevasse um estrado aonde se assentou.
e fizeram os ahi vir
o rey assi lhes disse em ar amável: sabeis
que pera diminuir nossos males vos roubámos
a vosso deus
por violência; mas vejo que dobraram i se enlaçam
nossos males
tal uma corda
na garganta; por decesão contra vós tomada;
sabei pois oje vos deixo
libres como dantes; excolhei
o que quiserdes. sabei
que em essa tenda à beiramar se encontra
i em essoutra escolhei.
e todos então correram suas mulheres crianças
mas por astúcia só um a um entraram
e como entravam, um após um
foi degolado lançado no mar
sem que ninguém de seus irmãos soubera.
assim caiu de nós um grande número
em esse dia.
ANTÓNIO FRANCO ALEXANDRE (1944)
Poemas
Poemário 2005
Assírio & Alvim
5
os animais que escrevem, é sempre interessante, fez notar
o sensível destino dos nossos chacinados
companheiros. removemos a terra
de norte a sul, à procura de maravilhosas tocas,
o mar entrava pelo quarto do segundo andar,
dormíamos dentro um do um, acordados
pela manhã tracejada de néon,
no céu e terra do soalho.
cabe-me agora a descrição cuidada
do mundo incomodado em que vivemos: secretários
sentados à secretária, ídolos
das nove às onze,
civildades de médio centro urbano, parque incluído,
a leve bomba que cai na cabeça dos outros,
e o grande buraco nocturno do mar
a sorver loas.
é um país, não há que errar, talhado
para a aventura de queimar
papéis ou gente,
tão desigual aos outros.
os primeiros autocarros passam,
a manhã levanta devagar a cabeça,
os pássaros, não esqueçamos os pássaros,
pousam, de viagem.
António Franco Alexandre
Poemas
Assírio & Alvim
1996
30
Já a luz se apagou do chão do mundo,
deixei de ser mortal a noite inteira;
ofensa grave a minha, que tentei
misturar-me aos duendes na floresta.
De máscara perfeita, e corpo ausente,
a todos enganei, e ninguém nunca
saberia que ainda permaneço
deste lado do tempo onde sou gente.
Não fora o gesto humano de querer-te
como quem, tendo sede, vê na água
o reflexo da mão que a oferece,
seria folha de árvore ou sério gnomo
absorto no silêncio de uma rima
onde a morte cessasse para sempre.
António Franco Alexandre
Duende
flexíveis, vertiginosos, envoltos em fuligem e orações precárias
perfeitamente católicos e inúteis, debruçados
sobre um futuro de paz e fato azul às riscas,
eu e eles misturados pela face estranha da tarde,
cada vez mais velozes, cortantes batendo no
brilhante tejadilho céu alto talvez desnecessário
nuvem aqui nuvem ali nada de muito para o frio dos ossos
eu descrevendo a inteira linha de uma vida somente e eles
brevíssimos, áridos no combate, aparecendo aqui ali
como insólitas faíscas sem razão para estrondo e fim do mundo
apenas patinando como quem nunca teve asas e vai direito
a um pequeno inferno de casas populares e segurança
eu acabado de cantar há vinte anos e desempregado para mobília
com sarau e mudança a meio da semana eles hábeis
como o deus surdomudo e a sua corte atlética
rasgando nuvens gente miudezas várias
eu líquido azinhago autocolante
arrancado com muita pressa de foto a corpo inteiro mesa esfinge
eu e eles caindo mergulhando
na chávena minúscula do dia de amanhã assim seja
eu boi dormido no charco rã cautela descertamente premiada
eu apenas eu vago riacho tartamudo e eles
fáceis e ferozes patinando com destino desmarcado de véspera
no gelo que o largo rio transporta e quebra areia chão e margem
António Franco Alexandre
Poemas
Assírio & Alvim
5
eu a morrer debaixo do sol e eles sentados
apreciando coxas e mármores pendentes
no verão seco ao fim de nenhuma tarde, eu
desalinhavado pelo vento, crescido no meio das chamas,
correndo pelas ruas paralelas e sórdidas da antiguidade
eu também eu de guia e asno e cabriola na duna encardida de sol
e a agreste sabedoria das mãos cortadas rente eu e eles
apreçando o remate
dormindo dormidos nas esteiras, a corda
presa nos dentes, que surpresa quando me tomaste,
pela primeira vez era urna noite de algum vento e das
esguias chaminés subia a chuva corno uma nuvem
caída na memória e para nunca mais
então acaricio-te as orelhas distraidamente como quem
está duvidoso de comprar e sabe que não deve
apressar o remate
eu a morrer corno se fosse coisa nenhuma cheia de pressa
esmorecida pelo sol eu e eles sentados como se fosse
urna pressa vazia de coisas uma opressão às portas
do grande mercado demasiadamente silencioso e atento
acaricio-te as mãos bem cortadas, o reflexo do
melhor mármore antigo,
eu a morrer como se fosse o menor preço e eles
sentados com os olhos na cara a boiar!
António Franco Alexandre
Dos Jogos de Inverno
Poemas
Assírio & Alvim
Nesta última tarde em que respiro
A justa luz que nasce das palavras
E no largo horizonte se dissipa
Quantos segredos únicos, precisos,
E que altiva promessa fica ardendo
Na ausência interminável do teu rosto.
Pois não posso dizer sequer que te amei nunca
Senão em cada gesto e pensamento
E dentro destes vagos vãos poemas;
E já todos me ensinam em linguagem simples
Que somos mera fábula, obscuramente
Inventada na rima de um qualquer
Cantor sem voz batendo no teclado;
Desta falta de tempo, sorte, e jeito,
Se faz noutro futuro o nosso encontro.
António Franco Alexandre
Uma fábula
Assírio & Alvim
3
Gosto de ti como se gosta do sol, e era bom
ficar ao sol todo o dia, mas queima.
Muitos outros se deitam ao sol, toda a espécie de corpos
não tens tamanho para tanta gente.
Um dia vai-se abrir a porta doirada,
vamos caber, um a um.
Vais-me escolher especialmente, como todos os outros.
Podes ter mãos. Podias até, alguma vez, ter lábios,
dizer alguma coisa em língua, numa língua qualquer.
Naturalmente, a imaginação poética é só devaneio,
tilintar de talheres sem nada para comer,
um ar tão leve, para que serve respirar?
Para esquecer, escrevo um longo romance verdadeiro
e pícaro; tudo nele é real!, as pessoas dormem
e acordam e dormem, e fodem nos intervalos;
devoram-se animais; mas o melhor são os diálogos.
Entre existires e não existires antes não existires,
é mais inteiro, deixa menos dúvidas dentro do crânio,
ao lado dos ossos normais. Entre mulher e homem
o melhor é não teres mesmo por onde escolher,
vestir saia-casaco ou fato completo,
usar até, em dias de festa, as tuas peles virtuais.
António Franco Alexandre
relâmpago n.Âş11 10|2002
segunda-feira, setembro 25, 2006
Arqueologias
POETAS SEM AMOR
uma crónica de João Gaspar Simões
uma crónica de João Gaspar Simões
.
São deste teor morno as missivas amorosas que Fernando Pessoa
escreveu a Ofélia. E o facto de Álvaro de Campos ter confidenciado,
anos depois, o que o próprio Fernando Pessoa calou - “que todas as
cartas de amor são ridículas” - permite-nos compreender quanto foi
epidérmico o sentimento que o atraiu para essa criatura sem história e
quão alheia se manteve a esse episódio sentimental de feição burguesa
a trama profunda da sua obra. Seguramente o Fernando Pessoa que amou
Ofélia não é o Pernando Pessoa perpetuado nos seus versos. De facto,
o amor não foi nem necessidade emocional do autor da Mensagem nem
ingrediente fundamental da sua poesia. Toda a tua experiência de poeta
decorreu alhures. Ali onde ele se entrega à alquimia dos seus versos
não tem lugar o sentimento que porventura o atraiu momentâneamente
para o sexo oposto.
Não há sequer notícia biográfica de qualquer interregno passional
na vida de Pascoais. E embora haja quem considere a Elegia do Amor
prova da paixão que certa misteriosa mulher lhe teria inspirado, nenhum
dado concreto veio a lume acerca dessa ou de outra qualquer aventura
amorosa do cantor da Vida Etérea. Também Pascoais viveu só e morreu
só. Ao contrário do poeta da Mensagem, todavia, os seus versos não se
cansam de falar em alguma coisa que pelo menos no nome pode confundir-se
com o amor. Que espécie de amor? O “Amor” que em Diálogo, uma das
composições da Vida Etérea se entretém a conversar com a “Alma”: Quem
bate à minha porta? exclama o Amor. E a Alma responde: Uma velha men-
diga quase morta./Venho da escuridão da Natureza./No meu saco de pobre,
eu trago só tristeza.
Há séculos e séculos errante./Trémula sombra, ao vento murmurante./
/Ando de corpo em corpo.../O mármore beijei;
O mármore glacial e lívido animei.../ E em mística ternura,/ Fundiu-s,
como, ao sol, a neve pura;/E ei-lo sagrada flor./Turíbulo que exala aroma,
vida e cor.
Assim se exprime a Alma, e o Amor, de exortá-la a que se lhe confie:
Ó alma vagabunda e dolorida./Vem a mim. Sou o amor que te dá vida.
Que Amor é este? Que Alma é esta? O único amor que Teixeira de
Pascoais admitia: o amor sem raizes na vida, o amor mais amor que o
amor da carne. A identidade da alma do poeta com as coisas da natureza
num plano panteísta a que só ascendem as consciências primitivas dester-
ravam-no do mundo, isolavam-no da terra,É na nebulosa da sua própria
subjectividade que se desenrolam os dramas do mais filosófico dos nossos
poetas do século XX. A Teixeira de Pascoais pouco ou nada pesou não ter
conhecido o amor. Na paixão verdadeira existe uma parte de sensualidade que
nem o misticismo é capaz de subliamar. Se o poeta dos páramos abstractos
porventura encontrou uma mulher capaz de o amor como mulher, não como
símbolo das suas poesias mais reconhecidamente inspiradas num amor
humano, nem por isso a Elegia do Amor é menos imaterial e incorpórea
que qualquer das suas composições manifestamente abstractas:
Lembras-te, meu amor,/Das tardes outonais,/Em que íamos os dois,/
/Sózinhos passear./Para fora do povo/Alegre e dos casais./Onde só Deus
pudesse/Ouvir-nos conversar? /Tu levavas na mão/Um lírio enamorado,/
/E davas-me o teu braço:/E eu, triste meditava/Na vida, em Deus. em ti...
Efectivamente o amor não era a atmosfera ideal de uma natureza como
a de Teixeira de Pascoais. Os poetas sabem melhor do que ninguém cercar
de altas muralhas o espaço interior onde se formam as suas emoções.
Pascoais ter-se-ia desmentido como poeta se porventura houvesse consentido
que um amor tangível, um amor humano, perturbasse a paz desse mar interior
desconhecido que era a sua alma de poeta. Há “amor” na sua poesia, é
certo, mas um amor” que nada sabe das tristezas e alegrias que só o ver-
dadeiro amor consente. Na melindrosa atitude do poeta, sempre pronto
a preservar a sua poesia de tudo que possa corrompê-la. há, por vezes,
como que uma hostilidade pusilânime para com aquela que desde os tempos
mitológicos foi capaz de comprometer o destino solitário do homem.
(Continua)
João Gaspar Simões
eva
Natal
1961
escreveu a Ofélia. E o facto de Álvaro de Campos ter confidenciado,
anos depois, o que o próprio Fernando Pessoa calou - “que todas as
cartas de amor são ridículas” - permite-nos compreender quanto foi
epidérmico o sentimento que o atraiu para essa criatura sem história e
quão alheia se manteve a esse episódio sentimental de feição burguesa
a trama profunda da sua obra. Seguramente o Fernando Pessoa que amou
Ofélia não é o Pernando Pessoa perpetuado nos seus versos. De facto,
o amor não foi nem necessidade emocional do autor da Mensagem nem
ingrediente fundamental da sua poesia. Toda a tua experiência de poeta
decorreu alhures. Ali onde ele se entrega à alquimia dos seus versos
não tem lugar o sentimento que porventura o atraiu momentâneamente
para o sexo oposto.
Não há sequer notícia biográfica de qualquer interregno passional
na vida de Pascoais. E embora haja quem considere a Elegia do Amor
prova da paixão que certa misteriosa mulher lhe teria inspirado, nenhum
dado concreto veio a lume acerca dessa ou de outra qualquer aventura
amorosa do cantor da Vida Etérea. Também Pascoais viveu só e morreu
só. Ao contrário do poeta da Mensagem, todavia, os seus versos não se
cansam de falar em alguma coisa que pelo menos no nome pode confundir-se
com o amor. Que espécie de amor? O “Amor” que em Diálogo, uma das
composições da Vida Etérea se entretém a conversar com a “Alma”: Quem
bate à minha porta? exclama o Amor. E a Alma responde: Uma velha men-
diga quase morta./Venho da escuridão da Natureza./No meu saco de pobre,
eu trago só tristeza.
Há séculos e séculos errante./Trémula sombra, ao vento murmurante./
/Ando de corpo em corpo.../O mármore beijei;
O mármore glacial e lívido animei.../ E em mística ternura,/ Fundiu-s,
como, ao sol, a neve pura;/E ei-lo sagrada flor./Turíbulo que exala aroma,
vida e cor.
Assim se exprime a Alma, e o Amor, de exortá-la a que se lhe confie:
Ó alma vagabunda e dolorida./Vem a mim. Sou o amor que te dá vida.
Que Amor é este? Que Alma é esta? O único amor que Teixeira de
Pascoais admitia: o amor sem raizes na vida, o amor mais amor que o
amor da carne. A identidade da alma do poeta com as coisas da natureza
num plano panteísta a que só ascendem as consciências primitivas dester-
ravam-no do mundo, isolavam-no da terra,É na nebulosa da sua própria
subjectividade que se desenrolam os dramas do mais filosófico dos nossos
poetas do século XX. A Teixeira de Pascoais pouco ou nada pesou não ter
conhecido o amor. Na paixão verdadeira existe uma parte de sensualidade que
nem o misticismo é capaz de subliamar. Se o poeta dos páramos abstractos
porventura encontrou uma mulher capaz de o amor como mulher, não como
símbolo das suas poesias mais reconhecidamente inspiradas num amor
humano, nem por isso a Elegia do Amor é menos imaterial e incorpórea
que qualquer das suas composições manifestamente abstractas:
Lembras-te, meu amor,/Das tardes outonais,/Em que íamos os dois,/
/Sózinhos passear./Para fora do povo/Alegre e dos casais./Onde só Deus
pudesse/Ouvir-nos conversar? /Tu levavas na mão/Um lírio enamorado,/
/E davas-me o teu braço:/E eu, triste meditava/Na vida, em Deus. em ti...
Efectivamente o amor não era a atmosfera ideal de uma natureza como
a de Teixeira de Pascoais. Os poetas sabem melhor do que ninguém cercar
de altas muralhas o espaço interior onde se formam as suas emoções.
Pascoais ter-se-ia desmentido como poeta se porventura houvesse consentido
que um amor tangível, um amor humano, perturbasse a paz desse mar interior
desconhecido que era a sua alma de poeta. Há “amor” na sua poesia, é
certo, mas um amor” que nada sabe das tristezas e alegrias que só o ver-
dadeiro amor consente. Na melindrosa atitude do poeta, sempre pronto
a preservar a sua poesia de tudo que possa corrompê-la. há, por vezes,
como que uma hostilidade pusilânime para com aquela que desde os tempos
mitológicos foi capaz de comprometer o destino solitário do homem.
(Continua)
João Gaspar Simões
eva
Natal
1961
domingo, setembro 24, 2006
Arqueologias
POETAS SEM AMOR
uma crónica de João Gaspar Simões
Teixeira de Pascoais
uma crónica de João Gaspar Simões
Teixeira de Pascoais
Sendo a poesia portuguesa das poesias amorosas mais originais do
mundo, acontece que alguns dos poetas de maior nomeda do
nosso tempo não só parece não terem amado mas, se porventura
o fizeram, dos seus amores quase não deixaram notícias nos versos que
escreveram.
Aàtemos, por exemplo, Teixeira de Pascoais, cuja biografia é árida
mais que nenhuma outra no capítulo sentimental, ou Fernando Pessoa,
que nos legou, em algumas cartas quase ridículas, um simulacro de na-
moro lisboeta, esvaziado de paixão, ou Afonso Duarte, dos três o único
que pagou portagem à entrada da ilha dos Amores, mas que nem por
isso viveu mais passionalmente que qualquer dos seus pares.
A propósito de Mário de Sá-Carneiro, cuja poesia também des-
denhou a tradição amorosa das letras portuguesas, disse eu um dia que
os poetas nacionais a quem não é dado esquecerem-se de si próprios,
mercê do amor que votam a outrem, se convertem, pela sua maior parte,
em casos monstruosos de subjectivismo lírico. O amor na poesia portu-
guesa, sustentei então, é a maneira mais corrente de o poeta sublimar
o seu ensimesmamento psicológico. “Transforma-se o amador na coisa
amada”, proclamou Camões, e nesta metamorfose se consubstancia, em
verdade, o fenómeno graças ao qual o lírico de língua pátria se mostra
capaz de continuar a cantar-se a si próprio na ilusão de que canta a
mulher a quem julga amar. Talvez que o mistério passional do nosso
Camões não esconda mais que um destino mítico: o próprio destino dos
poetas que em Portugal, julgando amar e morrer de amor por alguém,
apenas se amam e morrem de amor por si próprios. Ainda um dia há-de
descobrir-se, para vergonha e confusão dos seus biógrafos, que afinal o
apaixonado da Infanta Dona Maria nunca amou mulher nenhuma, andou
sempre perdidamente enamorado da sua própria pessoa.
Teria o século XX malogrado para sempre a lenda do erotismo fun-
damental da poesia portuguesa?
Assim parece, em verdade, respigando na obra destes três altos re-
presentantes da lírica nacional o que porventura nela subsiste da tradição
secular. De facto, nem Teixeira de Pascoais, nem Fernando Pessoa, nem
Afonso Duarte cumprem os mandamentos da religião tradicionalmente
venerada nas hostes da poesia portuguesa. Nenhum deles é um típico
poeta do amor. Se em Pascoais e em Afonso Duarte ainda há vislumbres
de uma passionalidade malograda, em Fernando Pessoa pode dizer-se que
nada transpira desse sentimento. E no entanto... Sim, e no entanto, de
todos eles é Fernando Pessoa o menos subjectivo, o menos ensimesmado.
Nem Fernando Pessoa nem Afonso Duarte mergulharam nesse pélago
íntimo onde Mário de Sá-Carneiro, por exemplo, se perdeu. Pelo con-
trário: nos dois a poesia nacional depura-se de muita ganga personalista
em suspensão na maior parte dos versos seus contemporâneos. E se
Teixeira de Pascoais, de entre todos, é o que mais fundo desce na espe-
leologia do ensimesmamento, apesar de tudo não se pode dizer que na
obra do autor do Regresso ao Paraíso a nota dominante seja o subjec-
tivismo. Subjectivista, é certo, ensimesmado, naturalmente, por vezes
animista e primitivo na sua visão do mundo, Pascoais iliba-se do pecado
mortal da poesia portuguesa consagrando a uma concepção filosófica
as disponibilidades subjectivas da sua personalidade. Repartindo-se pelos
heterónimos, outras pessoas em quem se desdobra, logrou o quase
misógino Fernando Pessoa vencer o enquistamento subjectivo que se
manifesta na personalidade dos nossos poetas que não amaram nem
foram amados; congeminando uma concepção do mundo à escala da
saudade portuguesa, na aridez do seu destino de isolado, alargou Teixeira
de Pascoais ao cosmos a complexidade de uma alma, destinada a, devo-
rar-se a si própria; e Afonso Duarte, esse, pĂ´de evadir-se de qualquer
menos nobre estagnação dos seus ideais de poeta amando, amando
deveras, pedras, rios, árvores, nuvens, tudo quanto na natureza e na
vida passivamente se deixa amar. Dos três foi Afonso Duarte o único
que amou - mas não uma mulher, não as mulheres, sim tudo que no
mundo é digno de amor.
As coisas estão a mudar, mas nem por isso a nossa poesia con-
temporânea deu sinal dessa mudança: sem peso na vida social, a mulher
portuguesa amada pelos poetas através dos séculos não foi, na maior
parte dos casos, mais que uma abstracção ou uma quimera. Na nossa
poesia amou-se muito o próprio amor, como diria Afonso Lopes Vieira.
Nem o próprio amor nela se ama todavia desde que o poeta encontra
no seu caminho, muito antes da mulher, qualquer coisa que o absorva
tão completamente que quando aquela porventura aparece já é tarde
para lhe dar a importância que merecia. Fernando Pessoa malbaratou
a sua juventude pelos cafés de Lisboa. As mulheres não acamaradavam
com os poetas no tempo em que os moços do Orpheu congeminavam
as suas truculentas aventuras literárias. E aàestá como Fernando Pessoa
só tarde vem a conhecer a única mulher da sua vida: Ofélia, sua com-
panheira de escritório, a qual não tinha estofo para ser amada por uma
natureza tão rica. E foi assim que os amores do poeta da Mensagem
o deixaram incólume de sofrimento ou de exaltação. Não há vestígios
desse amor na obra do poeta. Restam-nos as cartas que Carlos Queirós
publicou poucos anos depois da morte do autor d'a Ode Marítima,
o menos poético dos documentos humanos. “Reconheço que tudo isto
é cómico, e que a parte mais cómica disto tudo sou eu. Eu próprio
acharia graça, se a não amasse tanto, e se tivesse tempo para pensar
em outra coisa, que não fosse no sofrimento que tem prazer em causar-me
sem que eu, a não ser por amá-la, o tenha merecido; e creio bem que
amá-la não é razão bastante para o merecer.”
(Continua)
João Gaspar Simões
eva
mundo, acontece que alguns dos poetas de maior nomeda do
nosso tempo não só parece não terem amado mas, se porventura
o fizeram, dos seus amores quase não deixaram notícias nos versos que
escreveram.
Aàtemos, por exemplo, Teixeira de Pascoais, cuja biografia é árida
mais que nenhuma outra no capítulo sentimental, ou Fernando Pessoa,
que nos legou, em algumas cartas quase ridículas, um simulacro de na-
moro lisboeta, esvaziado de paixão, ou Afonso Duarte, dos três o único
que pagou portagem à entrada da ilha dos Amores, mas que nem por
isso viveu mais passionalmente que qualquer dos seus pares.
A propósito de Mário de Sá-Carneiro, cuja poesia também des-
denhou a tradição amorosa das letras portuguesas, disse eu um dia que
os poetas nacionais a quem não é dado esquecerem-se de si próprios,
mercê do amor que votam a outrem, se convertem, pela sua maior parte,
em casos monstruosos de subjectivismo lírico. O amor na poesia portu-
guesa, sustentei então, é a maneira mais corrente de o poeta sublimar
o seu ensimesmamento psicológico. “Transforma-se o amador na coisa
amada”, proclamou Camões, e nesta metamorfose se consubstancia, em
verdade, o fenómeno graças ao qual o lírico de língua pátria se mostra
capaz de continuar a cantar-se a si próprio na ilusão de que canta a
mulher a quem julga amar. Talvez que o mistério passional do nosso
Camões não esconda mais que um destino mítico: o próprio destino dos
poetas que em Portugal, julgando amar e morrer de amor por alguém,
apenas se amam e morrem de amor por si próprios. Ainda um dia há-de
descobrir-se, para vergonha e confusão dos seus biógrafos, que afinal o
apaixonado da Infanta Dona Maria nunca amou mulher nenhuma, andou
sempre perdidamente enamorado da sua própria pessoa.
Teria o século XX malogrado para sempre a lenda do erotismo fun-
damental da poesia portuguesa?
Assim parece, em verdade, respigando na obra destes três altos re-
presentantes da lírica nacional o que porventura nela subsiste da tradição
secular. De facto, nem Teixeira de Pascoais, nem Fernando Pessoa, nem
Afonso Duarte cumprem os mandamentos da religião tradicionalmente
venerada nas hostes da poesia portuguesa. Nenhum deles é um típico
poeta do amor. Se em Pascoais e em Afonso Duarte ainda há vislumbres
de uma passionalidade malograda, em Fernando Pessoa pode dizer-se que
nada transpira desse sentimento. E no entanto... Sim, e no entanto, de
todos eles é Fernando Pessoa o menos subjectivo, o menos ensimesmado.
Nem Fernando Pessoa nem Afonso Duarte mergulharam nesse pélago
íntimo onde Mário de Sá-Carneiro, por exemplo, se perdeu. Pelo con-
trário: nos dois a poesia nacional depura-se de muita ganga personalista
em suspensão na maior parte dos versos seus contemporâneos. E se
Teixeira de Pascoais, de entre todos, é o que mais fundo desce na espe-
leologia do ensimesmamento, apesar de tudo não se pode dizer que na
obra do autor do Regresso ao Paraíso a nota dominante seja o subjec-
tivismo. Subjectivista, é certo, ensimesmado, naturalmente, por vezes
animista e primitivo na sua visão do mundo, Pascoais iliba-se do pecado
mortal da poesia portuguesa consagrando a uma concepção filosófica
as disponibilidades subjectivas da sua personalidade. Repartindo-se pelos
heterónimos, outras pessoas em quem se desdobra, logrou o quase
misógino Fernando Pessoa vencer o enquistamento subjectivo que se
manifesta na personalidade dos nossos poetas que não amaram nem
foram amados; congeminando uma concepção do mundo à escala da
saudade portuguesa, na aridez do seu destino de isolado, alargou Teixeira
de Pascoais ao cosmos a complexidade de uma alma, destinada a, devo-
rar-se a si própria; e Afonso Duarte, esse, pĂ´de evadir-se de qualquer
menos nobre estagnação dos seus ideais de poeta amando, amando
deveras, pedras, rios, árvores, nuvens, tudo quanto na natureza e na
vida passivamente se deixa amar. Dos três foi Afonso Duarte o único
que amou - mas não uma mulher, não as mulheres, sim tudo que no
mundo é digno de amor.
As coisas estão a mudar, mas nem por isso a nossa poesia con-
temporânea deu sinal dessa mudança: sem peso na vida social, a mulher
portuguesa amada pelos poetas através dos séculos não foi, na maior
parte dos casos, mais que uma abstracção ou uma quimera. Na nossa
poesia amou-se muito o próprio amor, como diria Afonso Lopes Vieira.
Nem o próprio amor nela se ama todavia desde que o poeta encontra
no seu caminho, muito antes da mulher, qualquer coisa que o absorva
tão completamente que quando aquela porventura aparece já é tarde
para lhe dar a importância que merecia. Fernando Pessoa malbaratou
a sua juventude pelos cafés de Lisboa. As mulheres não acamaradavam
com os poetas no tempo em que os moços do Orpheu congeminavam
as suas truculentas aventuras literárias. E aàestá como Fernando Pessoa
só tarde vem a conhecer a única mulher da sua vida: Ofélia, sua com-
panheira de escritório, a qual não tinha estofo para ser amada por uma
natureza tão rica. E foi assim que os amores do poeta da Mensagem
o deixaram incólume de sofrimento ou de exaltação. Não há vestígios
desse amor na obra do poeta. Restam-nos as cartas que Carlos Queirós
publicou poucos anos depois da morte do autor d'a Ode Marítima,
o menos poético dos documentos humanos. “Reconheço que tudo isto
é cómico, e que a parte mais cómica disto tudo sou eu. Eu próprio
acharia graça, se a não amasse tanto, e se tivesse tempo para pensar
em outra coisa, que não fosse no sofrimento que tem prazer em causar-me
sem que eu, a não ser por amá-la, o tenha merecido; e creio bem que
amá-la não é razão bastante para o merecer.”
(Continua)
João Gaspar Simões
eva
sexta-feira, setembro 22, 2006
Augusto Abelaira
Comecei a fumar por snobismo e ainda hoje não gosto de
fumar. Perdão. Gosto de fumar por snobismo.
- Atirou fora o cigarro.
- O meu pai fumava. Não fumei porque o meu pai fumava.
Não fumei para contrariar o meu pai.
Um barco a remos com letras verdes à proa (letras verdes que
diziam "Maria Brenda") aproximava-se da traineira. Dois homens
dentro, um de cachimbo. De cachimbo e de camisola azul. De camisola
azul e de barba. De barba e já velho.
Ana Isa segurava os cabelos.
- Não sei porque estou com as mãos na cabeça. Sempre gostei
de me ver com os cabelos ao vento. Tem qualquer coisa de aventuroso,
de desafio à natureza... Será? Não só à chuva, ao vento também.
- Sempre gostei de ver uma mulher com os cabelos ao vento,
com o rosto molhado. Qualquer coisa assim: de súbito ela aparece,
tem o rosto molhado, é absolutamente inesperada... Abrigo-a com
a minha gabardina, beijo-lhe os lábios.
- Com um vestido branco?
- Não sei. O vento existe para as mulheres segurarem os cabelos
com as mãos. Porque não com umas calças brancas?
Ela cruzou os braços, de costas para o mar.
- E também para que usemos lenços de seda. - Desenrolou um
lenço da cintura, levou-o à cabeça.- Gosta?
- Sim, o vento faz as mulhers bonitas.
Observaram-se em silêncio, ela muito morena e de olhos claros,
ele mais baixo, encostando-se à balaustrada. Ao vento, aos fósforos,
dois novos temas a acrescentar: o oceano, a mulher de branco
inesperada.
- Cachimbo, como a mulher do Brecht, não... Mas já usei boqui-
lha, uma longa boquilha. Talvez falta de confiança, porque não? Por-
que os cigarros dão-me por vezes a sensação de que visto um vestido
que não é meu, mas de minha mãe. A boquilha era como se usasse
um casaco de homem muito comprido, um casaco que me chegava
aos joelhos, a que eu tinha de arregaçar as mangas.. Nos primeiros
dias apenas. Depois era alguma coisa que se acrescentava a mim
própria, qualquer coisa que me defendia, que me dava confiança,
qualquer coisa em que me podia apoiar.
- Desistiu?
- Por isso mesmo. Quero ser eu sem artifícios, sem coletes de
salvação.
- Ah, porque não arranca os vestidos, porque não arranca tudo
quanto lhe ensinaram?
- Nada ficaria de mim...
Artur não insistiu e começou a limpar com um lenço os óculos
de sol. Um novo tema surgira, o tema do eu. E algumas variações
sobre os temas antigos:
- Porque não usa isqueiro? Acende-se melhor, não se apaga.
Afinal o barco a remos não se dirigia para a traineira, avançava
sempre para o largo.
- Que idade tem? -disse Artur.
- Vinte e oito.-Chama-se?...
- Ana Isa.
- Artur.
-Reparou? O velho nunca levanta as mãos dos remos. Terás
empre mantido o cachimbo aceso?
-Vi-a ontem ao sair da estação. Já a tinha visto antes d'ontem.
- Cheguei a ter um isqueiro, cheguei. Mas perdi-o.
-Sim, antes d'ontem... Pensei: amanhã meto conversa com ela.
- Fui eu a primeira a falar.
- Você?
- Tentou recordar-se, fingiu que tentou recordar-se.
-Sim, é isso, pediu-me fósforos... - Sorriu. - Já não sei onde li que
devíamos todos fumar. Que os cigarros são um meio de entrarmos
em comunicação com as outras pessoas. Que os cigarros destróem
todas as fronteiras que nos separam uns dos outros.
- O tema da incomunicabilidade entre os homens? - Irónico.
-Uma coisa que se pede, uma coisa que se oferece...
- Que horror? Haverá homens que precisam de fumar para con-
viver? - Sério.
- Não digo isso.. Mas facilita... Claro: de que serve os cigarros
a quem é incapaz de se interessar pelos outros? .
(Continua)
Augusto Abelaira
eva-natal
1962
fumar. Perdão. Gosto de fumar por snobismo.
- Atirou fora o cigarro.
- O meu pai fumava. Não fumei porque o meu pai fumava.
Não fumei para contrariar o meu pai.
Um barco a remos com letras verdes à proa (letras verdes que
diziam "Maria Brenda") aproximava-se da traineira. Dois homens
dentro, um de cachimbo. De cachimbo e de camisola azul. De camisola
azul e de barba. De barba e já velho.
Ana Isa segurava os cabelos.
- Não sei porque estou com as mãos na cabeça. Sempre gostei
de me ver com os cabelos ao vento. Tem qualquer coisa de aventuroso,
de desafio à natureza... Será? Não só à chuva, ao vento também.
- Sempre gostei de ver uma mulher com os cabelos ao vento,
com o rosto molhado. Qualquer coisa assim: de súbito ela aparece,
tem o rosto molhado, é absolutamente inesperada... Abrigo-a com
a minha gabardina, beijo-lhe os lábios.
- Com um vestido branco?
- Não sei. O vento existe para as mulheres segurarem os cabelos
com as mãos. Porque não com umas calças brancas?
Ela cruzou os braços, de costas para o mar.
- E também para que usemos lenços de seda. - Desenrolou um
lenço da cintura, levou-o à cabeça.- Gosta?
- Sim, o vento faz as mulhers bonitas.
Observaram-se em silêncio, ela muito morena e de olhos claros,
ele mais baixo, encostando-se à balaustrada. Ao vento, aos fósforos,
dois novos temas a acrescentar: o oceano, a mulher de branco
inesperada.
- Cachimbo, como a mulher do Brecht, não... Mas já usei boqui-
lha, uma longa boquilha. Talvez falta de confiança, porque não? Por-
que os cigarros dão-me por vezes a sensação de que visto um vestido
que não é meu, mas de minha mãe. A boquilha era como se usasse
um casaco de homem muito comprido, um casaco que me chegava
aos joelhos, a que eu tinha de arregaçar as mangas.. Nos primeiros
dias apenas. Depois era alguma coisa que se acrescentava a mim
própria, qualquer coisa que me defendia, que me dava confiança,
qualquer coisa em que me podia apoiar.
- Desistiu?
- Por isso mesmo. Quero ser eu sem artifícios, sem coletes de
salvação.
- Ah, porque não arranca os vestidos, porque não arranca tudo
quanto lhe ensinaram?
- Nada ficaria de mim...
Artur não insistiu e começou a limpar com um lenço os óculos
de sol. Um novo tema surgira, o tema do eu. E algumas variações
sobre os temas antigos:
- Porque não usa isqueiro? Acende-se melhor, não se apaga.
Afinal o barco a remos não se dirigia para a traineira, avançava
sempre para o largo.
- Que idade tem? -disse Artur.
- Vinte e oito.-Chama-se?...
- Ana Isa.
- Artur.
-Reparou? O velho nunca levanta as mãos dos remos. Terás
empre mantido o cachimbo aceso?
-Vi-a ontem ao sair da estação. Já a tinha visto antes d'ontem.
- Cheguei a ter um isqueiro, cheguei. Mas perdi-o.
-Sim, antes d'ontem... Pensei: amanhã meto conversa com ela.
- Fui eu a primeira a falar.
- Você?
- Tentou recordar-se, fingiu que tentou recordar-se.
-Sim, é isso, pediu-me fósforos... - Sorriu. - Já não sei onde li que
devíamos todos fumar. Que os cigarros são um meio de entrarmos
em comunicação com as outras pessoas. Que os cigarros destróem
todas as fronteiras que nos separam uns dos outros.
- O tema da incomunicabilidade entre os homens? - Irónico.
-Uma coisa que se pede, uma coisa que se oferece...
- Que horror? Haverá homens que precisam de fumar para con-
viver? - Sério.
- Não digo isso.. Mas facilita... Claro: de que serve os cigarros
a quem é incapaz de se interessar pelos outros? .
(Continua)
Augusto Abelaira
eva-natal
1962
terça-feira, setembro 19, 2006
Letra A - Adolfo Casais Monteiro
Vem Vento, Varre!
Vem vento varre
Sonhos e mortos.
Vem vento, varre
Medos e culpas.
Quer seja dia
Quer faça treva,
Varre sem pena,
Leva adiante
Paz e sossego,
Leva contigo
Nocturnas preces,
Presságios fúnebres,
Pávidos rostos
Só cobardia.
Que fique apenas
Erecto e duro
O tronco estreme
Da raiz funda.
Leva a doçura,
Se for preciso:
Ao canto fundo
Basta o que basta.
Vem vento, varre!
Adolfo Casais Monteiro
NOITE ABERTA AOS QUATRO VENTOS
LÍRICAS PORTUGUESAS
PORTUGÁLIA EDITORA
IV
Eu falo das casas e dos homens,
dos vivos e dos mortos:
do que passa e não volta nunca mais.
Não me venham dizer que estava matematicamente previsto,
ah, não me venham com teorias!
Eu vejo a desolação e a fome,
as angústias sem nome,
os pavores marcados para sempre nas faces trágicas das vítimas.
E sei que vejo, sei que imagino apenas uma ínfima,
uma insignificante parcela da tragédia.
Eu, se visse, não acreditava.
Se visse, dava em louco ou em profeta,
dava em chefe de bandidos, em salteador de estrada,
- mas não acreditava!
Olho os homens, as casas e os bichos.
Olho num pasmo sem limites,
e fico sem palavras,
na dor de serem homens que fizeram tudo isto:
esta pasta ensanguentada a que reduziram a terra inteira,
esta lama de sangue e alma,
de coisa e ser,
e pergunto numa angústia se ainda haverá alguma esperança,
se o ódio sequer servirá para alguma coisa.
Deixai-me chorar - e chorai!
As lágrimas lavarão ao menos a vergonha de estarmos vivos,
de termos sancionado com o nosso silêncio o crime feito instituição,
e enquanto chorarmos talvez julguemos nosso o drama,
por momentos será nosso um pouco do sofrimento alheio,
por um segundo seremos os mortos e os torturados,
os aleijados para toda a vida, os loucos e os encarcerados,
seremos a terra podre de tanto cadáver,
seremos o sangue das árvores,
o ventre doloroso das casas saqueadas,
- sim, por um momento seremos a dor de tudo isto.
Eu não sei porque me caem as lágrimas,
porque tremo e que arrepio corre dentro de mim,
eu que não tenho parentes nem amigos na guerra,
eu que sou estrangeiro diante de tudo isto,
eu que estou na minha casa sossegada,
eu que não tenho guerra à porta,
- eu porque tremo e soluço?
Quem chora em mim, dizei - quem chora em nós?
Tudo aqui vai como um rio farto de conhecer os seus meandros:
as ruas são ruas com gente e automóveis,
não há sereias a gritar pavores irreprimíveis,
e a miséria é a mesma miséria que já havia.
E se tudo é igual aos dias antigos,
apesar da Europa à nossa volta, exangue e mártir,
eu pergunto se não estaremos a sonhar que somos gente,
sem irmãos nem consciência, aqui enterrados vivos,
sem nada senão lágrimas que vêm tarde, e uma noite à volta,
uma noite em que nunca chega o alvor da madrugada.
Adolfo Casais Monteiro
Europa (1946)
Poesias Completas
Imprensa Nacional - Casa da Moeda
JAZZ
Numa cadência de enigma
entrecortada de espasmos
Saltos berros mil ruídos
o jazz canta a saudade
dum sonho que não se sabe.
Chora o jazz a velha perda
dum paraíso qualquer
deixado em longes de sombra.
E no seu ritmo diverso
langoroso e crepitante
martelado e insistente
triste e cheio de alegria
do que há muito está perdido.
ADOLFO CASAIS MONTEIRO
(in Presença, n.Âş 19)
textos literários
A POESIA DA PRESENÇA
Apresentação crítica, selecção, notas e sugestões
para análise literária
deMaria Teresa Arsénio Nunes
seara nova
MISTÉRIO LONGÍNQUO
Há dentro de mim um vazio que cresce,
como o crepúsculo comendo a pouco e pouco a terra.
Não sei o que se desmorona cada vez mais depressa
dentro de mim.
Não sei que ondas vão e vêm varrendo este mundo que fui,
alargando cada vez mais o espaço interior para outra coisa,
que não é nada aquela plenitude sonhada
dentro de mim.
De repente estou longe de tudo,
esquecido do sabor das coisas mais amadas,
com náuseas do que mais outrora amei
dentro de mim.
Dentro de mim... Este estribilho canta qualquer oculta praia
de oculto mundo. Qualquer sinal há nele, que não sei entender.
Dentro de mim, Senhor, dentro de mim quem terá morrido?
Vem nestas três palavras um dobre a finados
- dentro de mim, dentro de mim -
sobre alguém que ainda não sei que deixei de ser,
sobre aquele que finjo existir, talvez por piedade
- por mim? por quem?
-Mas o outro,
esse que já sou mesmo sem minha licença,
o outro que a vida pôs dentro de mim sem eu ter dado conta,
o outro, Senhor! - que fará ele de tudo o que não sei abandonar
dentro de mim?
Ao outro - quem o fará vencer
dentro de mim?
Adolfo Casais Monteiro
Poesias Completas
Imprensa Nacional - Casa da Moeda
PROFECIA
(Dos 4 Exorcismos contra o nefelibatismo)
Ai de quem sonha o futuro
d'olhos fitos no passado!
Ai de quem vive abraçado
à sua estátua de bronze!
Ai daquele que já sabe
por onde abrir o caminho!
O seu destino tem certo:
que tudo lhe há-de saber
a comida já comida,
que nada pode viver
sem lhe par'cer já vivido!
ADOLFO CASAIS MONTEIRO
(in Presença, n.Âş 36)
textos literários
A POESIA DA PRESENÇA
Apresentação crítica, selecção, notas e sugestões
para análise literária de
Maria Teresa Arsénio Nunes
seara nova
Vem vento varre
Sonhos e mortos.
Vem vento, varre
Medos e culpas.
Quer seja dia
Quer faça treva,
Varre sem pena,
Leva adiante
Paz e sossego,
Leva contigo
Nocturnas preces,
Presságios fúnebres,
Pávidos rostos
Só cobardia.
Que fique apenas
Erecto e duro
O tronco estreme
Da raiz funda.
Leva a doçura,
Se for preciso:
Ao canto fundo
Basta o que basta.
Vem vento, varre!
Adolfo Casais Monteiro
NOITE ABERTA AOS QUATRO VENTOS
LÍRICAS PORTUGUESAS
PORTUGÁLIA EDITORA
IV
Eu falo das casas e dos homens,
dos vivos e dos mortos:
do que passa e não volta nunca mais.
Não me venham dizer que estava matematicamente previsto,
ah, não me venham com teorias!
Eu vejo a desolação e a fome,
as angústias sem nome,
os pavores marcados para sempre nas faces trágicas das vítimas.
E sei que vejo, sei que imagino apenas uma ínfima,
uma insignificante parcela da tragédia.
Eu, se visse, não acreditava.
Se visse, dava em louco ou em profeta,
dava em chefe de bandidos, em salteador de estrada,
- mas não acreditava!
Olho os homens, as casas e os bichos.
Olho num pasmo sem limites,
e fico sem palavras,
na dor de serem homens que fizeram tudo isto:
esta pasta ensanguentada a que reduziram a terra inteira,
esta lama de sangue e alma,
de coisa e ser,
e pergunto numa angústia se ainda haverá alguma esperança,
se o ódio sequer servirá para alguma coisa.
Deixai-me chorar - e chorai!
As lágrimas lavarão ao menos a vergonha de estarmos vivos,
de termos sancionado com o nosso silêncio o crime feito instituição,
e enquanto chorarmos talvez julguemos nosso o drama,
por momentos será nosso um pouco do sofrimento alheio,
por um segundo seremos os mortos e os torturados,
os aleijados para toda a vida, os loucos e os encarcerados,
seremos a terra podre de tanto cadáver,
seremos o sangue das árvores,
o ventre doloroso das casas saqueadas,
- sim, por um momento seremos a dor de tudo isto.
Eu não sei porque me caem as lágrimas,
porque tremo e que arrepio corre dentro de mim,
eu que não tenho parentes nem amigos na guerra,
eu que sou estrangeiro diante de tudo isto,
eu que estou na minha casa sossegada,
eu que não tenho guerra à porta,
- eu porque tremo e soluço?
Quem chora em mim, dizei - quem chora em nós?
Tudo aqui vai como um rio farto de conhecer os seus meandros:
as ruas são ruas com gente e automóveis,
não há sereias a gritar pavores irreprimíveis,
e a miséria é a mesma miséria que já havia.
E se tudo é igual aos dias antigos,
apesar da Europa à nossa volta, exangue e mártir,
eu pergunto se não estaremos a sonhar que somos gente,
sem irmãos nem consciência, aqui enterrados vivos,
sem nada senão lágrimas que vêm tarde, e uma noite à volta,
uma noite em que nunca chega o alvor da madrugada.
Adolfo Casais Monteiro
Europa (1946)
Poesias Completas
Imprensa Nacional - Casa da Moeda
JAZZ
Numa cadência de enigma
entrecortada de espasmos
Saltos berros mil ruídos
o jazz canta a saudade
dum sonho que não se sabe.
Chora o jazz a velha perda
dum paraíso qualquer
deixado em longes de sombra.
E no seu ritmo diverso
langoroso e crepitante
martelado e insistente
triste e cheio de alegria
do que há muito está perdido.
ADOLFO CASAIS MONTEIRO
(in Presença, n.Âş 19)
textos literários
A POESIA DA PRESENÇA
Apresentação crítica, selecção, notas e sugestões
para análise literária
deMaria Teresa Arsénio Nunes
seara nova
MISTÉRIO LONGÍNQUO
Há dentro de mim um vazio que cresce,
como o crepúsculo comendo a pouco e pouco a terra.
Não sei o que se desmorona cada vez mais depressa
dentro de mim.
Não sei que ondas vão e vêm varrendo este mundo que fui,
alargando cada vez mais o espaço interior para outra coisa,
que não é nada aquela plenitude sonhada
dentro de mim.
De repente estou longe de tudo,
esquecido do sabor das coisas mais amadas,
com náuseas do que mais outrora amei
dentro de mim.
Dentro de mim... Este estribilho canta qualquer oculta praia
de oculto mundo. Qualquer sinal há nele, que não sei entender.
Dentro de mim, Senhor, dentro de mim quem terá morrido?
Vem nestas três palavras um dobre a finados
- dentro de mim, dentro de mim -
sobre alguém que ainda não sei que deixei de ser,
sobre aquele que finjo existir, talvez por piedade
- por mim? por quem?
-Mas o outro,
esse que já sou mesmo sem minha licença,
o outro que a vida pôs dentro de mim sem eu ter dado conta,
o outro, Senhor! - que fará ele de tudo o que não sei abandonar
dentro de mim?
Ao outro - quem o fará vencer
dentro de mim?
Adolfo Casais Monteiro
Poesias Completas
Imprensa Nacional - Casa da Moeda
PROFECIA
(Dos 4 Exorcismos contra o nefelibatismo)
Ai de quem sonha o futuro
d'olhos fitos no passado!
Ai de quem vive abraçado
à sua estátua de bronze!
Ai daquele que já sabe
por onde abrir o caminho!
O seu destino tem certo:
que tudo lhe há-de saber
a comida já comida,
que nada pode viver
sem lhe par'cer já vivido!
ADOLFO CASAIS MONTEIRO
(in Presença, n.Âş 36)
textos literários
A POESIA DA PRESENÇA
Apresentação crítica, selecção, notas e sugestões
para análise literária de
Maria Teresa Arsénio Nunes
seara nova
sexta-feira, setembro 15, 2006
Letra A - António Borges Coelho
5
Quando a noite curva os ombros
mergulhando-nos nas coisas
apagando o espaço
que busco no teu corpo
porque me deito sobre o teu ventre
Encosto o ouvido
ao pulsar do seio
queimamo-nos lentamente
para acender o sol
António Borges Coelho
Linha de Água
Ao Rés da Terra
Caminho
Da Poesia
2002
9
Folha-de-flandres líquida
pinga das árvores dos milhos
trepa pelos pés
arrefece as pernas e as virilhas
António Borges Coelho
Linha de Água
Ao Rés da Terra
Caminho
Da Poesia
2002
16
A luz de Setembro já não besoura
aloura os corpos
mergulham no oceano
espalhando gotas de metal
Vozes chegam no arrastar das ondas
o amarelo ensopa-se de azul
Mergulhemos sem pressa
marcando álacres os passos
o mar apaga
marca as passadas apaga
O sol é pouco
morre vermelho sobre os dedos
das amendoeiras
Sustém a cabeça nas ondas
bebe a luz e os corpos
António Borges Coelho
Linha de Água
Ao Rés da Terra
Caminho
Da Poesia
2002
2
Deambulas pela noite
como cão ao abandono
enquanto num alto andar
um homem cercado
quer dormir e ficar acordado
Nem só os cães esgravatam
homens procuram batatas
Vestida de noite a morte passeia
entre automóveis vazios
as órbitas espreitam nas janelas apagadas
e vem com passos de ladrão
ou sátiro
António Borges Coelho
Nocturno
Ao Rés da Terra
Caminho
Da Poesia
2002
7
Descem os socalcos
aureoladas pela luz
andam a luz salpica
como dardos
Malvasia
mourisca
dona branca
formosa
As deusas voltaram à terra
das vides enfeitam os lábios
com os bagos vermelhos
António Borges Coelho
Linha de Água
Ao Rés da Terra
Caminho
Da Poesia
2002
3
Aberta
estende
reclama
ternura
Frágil
de palma voltada
Quando se fecha
sobe no braço
é arma apontada
António Borges Coelho
Linha de Água
Ao Rés da Terra
Caminho
Da Poesia
2002
Quando a noite curva os ombros
mergulhando-nos nas coisas
apagando o espaço
que busco no teu corpo
porque me deito sobre o teu ventre
Encosto o ouvido
ao pulsar do seio
queimamo-nos lentamente
para acender o sol
António Borges Coelho
Linha de Água
Ao Rés da Terra
Caminho
Da Poesia
2002
9
Folha-de-flandres líquida
pinga das árvores dos milhos
trepa pelos pés
arrefece as pernas e as virilhas
António Borges Coelho
Linha de Água
Ao Rés da Terra
Caminho
Da Poesia
2002
16
A luz de Setembro já não besoura
aloura os corpos
mergulham no oceano
espalhando gotas de metal
Vozes chegam no arrastar das ondas
o amarelo ensopa-se de azul
Mergulhemos sem pressa
marcando álacres os passos
o mar apaga
marca as passadas apaga
O sol é pouco
morre vermelho sobre os dedos
das amendoeiras
Sustém a cabeça nas ondas
bebe a luz e os corpos
António Borges Coelho
Linha de Água
Ao Rés da Terra
Caminho
Da Poesia
2002
2
Deambulas pela noite
como cão ao abandono
enquanto num alto andar
um homem cercado
quer dormir e ficar acordado
Nem só os cães esgravatam
homens procuram batatas
Vestida de noite a morte passeia
entre automóveis vazios
as órbitas espreitam nas janelas apagadas
e vem com passos de ladrão
ou sátiro
António Borges Coelho
Nocturno
Ao Rés da Terra
Caminho
Da Poesia
2002
7
Descem os socalcos
aureoladas pela luz
andam a luz salpica
como dardos
Malvasia
mourisca
dona branca
formosa
As deusas voltaram à terra
das vides enfeitam os lábios
com os bagos vermelhos
António Borges Coelho
Linha de Água
Ao Rés da Terra
Caminho
Da Poesia
2002
3
Aberta
estende
reclama
ternura
Frágil
de palma voltada
Quando se fecha
sobe no braço
é arma apontada
António Borges Coelho
Linha de Água
Ao Rés da Terra
Caminho
Da Poesia
2002
quinta-feira, setembro 14, 2006
Letra A - Adília Lopes
Não sou
menos
que Einstein
nem que
Claudia Schiffer
não sou
mais
que uma osga
ou que uma barata
não sou mais
inteligente
que um mongolóide
tenho um Q. I.
no limite
superior
da média
todos diferentes
todos iguais
incluo também
os animais
o que nos separa
dos animais
é o pecado original
não é o reconhecimento
no espelho
nem o complexo
de Édipo
Adília Lopes
Florbela Espanca espanca
Black Sun
1999
L’AMANT
“Cobridme de flores,
Que muero de amores.”
Soror Maria do Céu,
Enganos do bosque,
desenganos do rio
Cobridme de flores
suplica a Soror Maria do Céu
o amante
e Soror Maria do Céu
acede
de muito boa vontade
porque morro
de amores escreve ela
Adília Lopes
Caras Baratas
Selecção e Postfácio
Elfriede Engelmayer
Relógio d´Água
Tanto
a lamentar
E tanto
que andar
Tanto
que chorar
E tanto
que fazer
O a fazer
desfaz-se
Desfaz-se
a face
Folhas
de alface
Adília Lopes
POEMAS NOVO
Edições & etc
Lisboa
Novembro de 2004
UM FIGO
Deixou cair a fotografia
um desconhecido correu atrás dela
para lha entregar
ela recusou-se a pegar na fotografia
mas a senhora deixou cair isto
eu não posso ter deixado cair isto
porque isto não é meu
não queria que ninguém
e sobretudo um desconhecido
suspeitasse que havia uma relação
entre ela e a fotografia
era como se tivesse deixado cair
um lenço cheio de sangue
porque era ela quem estava na fotografia
e nada nos pertence tanto como o sangue
por isso quando uma pessoa se pica num dedo
leva logo o dedo à boca para chupar o sangue
o desconhecido apercebeu-se disso
é um retrato da senhora
pode ser o retrato de alguém muito parecido comigo
mas não sou eu
o desconhecido por ser muito bondoso
não insistiu
e como sabia que os mendigos
não têm dinheiro para tirar fotografias
deu a fotografia a um mendigo
que lhe chamou um figo
Adília Lopes
Antologia Cosac & Naify
Edições S. Paulo - Brasil
Fariseias
Gostam de ser cumprimentadas
nas praças
e de ter o primeiro lugar
à mesa dos banquetes
são calculistas
formigas carreiristas
cheias de sucesso
e tudo usam e tudo gastam
indistintamente
porque são altas as suas entropias
e depois não sabem dar
os bons-dias às mulheres-a-dias
Adília Lopes
Florbela Espanca espanca
Black Sun
1999
POST SCRIPTUM
Não posso escrever
como escrevia
antigamente
os meus temas
gastaram-se
como o azeite das lâmpadas
(e só as virgens-formigas
desposam o Noivo)
tudo foi escrito por mim
e tudo está por escrever
mas fora dos poemas não há poeta
o autor em carne e osso foi-se
o autógrafo também
das reacções químicas acabadas
ficou o
pó da ampulheta
não vivo para escrever
escrever é aliás viver
como ter um amor ou uma dor de dentes
que nos podem inspirar
ou não
os cadernos pautados do meu diário
afogam-se no rio como os ratos
encantados pelo flautista
a poesia é luz e fumo
com os louros da minha coroa
tempero o guisado
que como sozinha
Fábio fez das cinzas
da sua dama
uma ampulheta
e deste feito um soneto
artefacto feito de dor
como a ampulheta
Adília Lopes
COLÓQUIOLetras
número 125/126 Julho-Dezembro 1992
menos
que Einstein
nem que
Claudia Schiffer
não sou
mais
que uma osga
ou que uma barata
não sou mais
inteligente
que um mongolóide
tenho um Q. I.
no limite
superior
da média
todos diferentes
todos iguais
incluo também
os animais
o que nos separa
dos animais
é o pecado original
não é o reconhecimento
no espelho
nem o complexo
de Édipo
Adília Lopes
Florbela Espanca espanca
Black Sun
1999
L’AMANT
“Cobridme de flores,
Que muero de amores.”
Soror Maria do Céu,
Enganos do bosque,
desenganos do rio
Cobridme de flores
suplica a Soror Maria do Céu
o amante
e Soror Maria do Céu
acede
de muito boa vontade
porque morro
de amores escreve ela
Adília Lopes
Caras Baratas
Selecção e Postfácio
Elfriede Engelmayer
Relógio d´Água
Tanto
a lamentar
E tanto
que andar
Tanto
que chorar
E tanto
que fazer
O a fazer
desfaz-se
Desfaz-se
a face
Folhas
de alface
Adília Lopes
POEMAS NOVO
Edições & etc
Lisboa
Novembro de 2004
UM FIGO
Deixou cair a fotografia
um desconhecido correu atrás dela
para lha entregar
ela recusou-se a pegar na fotografia
mas a senhora deixou cair isto
eu não posso ter deixado cair isto
porque isto não é meu
não queria que ninguém
e sobretudo um desconhecido
suspeitasse que havia uma relação
entre ela e a fotografia
era como se tivesse deixado cair
um lenço cheio de sangue
porque era ela quem estava na fotografia
e nada nos pertence tanto como o sangue
por isso quando uma pessoa se pica num dedo
leva logo o dedo à boca para chupar o sangue
o desconhecido apercebeu-se disso
é um retrato da senhora
pode ser o retrato de alguém muito parecido comigo
mas não sou eu
o desconhecido por ser muito bondoso
não insistiu
e como sabia que os mendigos
não têm dinheiro para tirar fotografias
deu a fotografia a um mendigo
que lhe chamou um figo
Adília Lopes
Antologia Cosac & Naify
Edições S. Paulo - Brasil
Fariseias
Gostam de ser cumprimentadas
nas praças
e de ter o primeiro lugar
à mesa dos banquetes
são calculistas
formigas carreiristas
cheias de sucesso
e tudo usam e tudo gastam
indistintamente
porque são altas as suas entropias
e depois não sabem dar
os bons-dias às mulheres-a-dias
Adília Lopes
Florbela Espanca espanca
Black Sun
1999
POST SCRIPTUM
Não posso escrever
como escrevia
antigamente
os meus temas
gastaram-se
como o azeite das lâmpadas
(e só as virgens-formigas
desposam o Noivo)
tudo foi escrito por mim
e tudo está por escrever
mas fora dos poemas não há poeta
o autor em carne e osso foi-se
o autógrafo também
das reacções químicas acabadas
ficou o
pó da ampulheta
não vivo para escrever
escrever é aliás viver
como ter um amor ou uma dor de dentes
que nos podem inspirar
ou não
os cadernos pautados do meu diário
afogam-se no rio como os ratos
encantados pelo flautista
a poesia é luz e fumo
com os louros da minha coroa
tempero o guisado
que como sozinha
Fábio fez das cinzas
da sua dama
uma ampulheta
e deste feito um soneto
artefacto feito de dor
como a ampulheta
Adília Lopes
COLÓQUIOLetras
número 125/126 Julho-Dezembro 1992
terça-feira, setembro 12, 2006
Letra A - António Cândido Franco
XXIX
Nela celebro o êxtase da terra
o luminoso nascimento do mundo
da carne a esplêndida Primavera
quando tudo é vida e desejo fundo
Nela celebro a beleza do dia
um rio de seiva e sangue fecundo
Nela celebro da selva a luxúria
quando tudo é sede e prazer jucundo
Ela é um fruto de carne da terra
um canto azul no princípio de tudo
Eu sou apenas a sombra que cerra
o último crepúsculo quedo e mudo
Sem a chamar aos pés ponho de sua casa
de uma palavra o silêncio em brasa
[1977-1997]
António Cândido Franco
Estâncias Reunidas
1977-2002
edições quasi
ZODÍACO
O céu nocturno está cheio de vida terrestre.
As estrelas são flores.
As constelações animais ao espelho.
A memória de que são feitas as estrelas
é a matéria de outro sangue.
Olho o céu de noite como se visse a terra
de dia.
O céu é um estábulo onde a luz é matéria
sublimada.
Os animais da terra comem flores
os do céu comem estrelas. Em vez de sangue
têm luz.
Vejo-me calado entre os homens celestes
que se movem na abóbada como ideias.
O céu também é um chão.
Um chão feito de memória.
Pisam-se lá em cima astros
como se pisam pedras em baixo.
António Cândido Franco
Poesia Digital
7 poetas dos anos 80
Organização de Amadeu Baptista
e José-Emílio Nelson
Campo das Letras
2002
NEBULOSAS
De dia uma flor evaporada
é no céu de noite uma vela acesa.
Alguém se recosta nos espaldares da terra.
Evaporam-se pedras, abrem-se portas.
Tudo tem um hálito que sobe.
À noite abrimos o peito e saem dele
como de gaveta
finíssimas borboletas. cavalos brancos.
A carne apodrecida pela saudade
leveda auroras.
Devemos ter dentro de nós o altíssimo lugar
das nebulosas.
À noite surpreendidos pela morte
abrimos a boca
e deixamos escapar uma labareda.
Estendem-se na treva as flores evaporadas
manchas estelares que são no céu
a nossa memória.
O corpo coze no espaço interior
das suas paredes metais de terra.
Os ácidos desfazem as pedras.
Saem depois pela boca os astros
as asas aladas das labaredas.
O céu fica então povoado de charcos.
Mais tarde os astros ganham uma malha.
Os lenços brancos da morte quando sobem
cristalizam numa rede fibrosa de corpos
que chamamos nebulosas. Só-pros.
Saem-me pelo nariz fumos misteriosos.
Os astros são a seca memória celeste
da nossa decomposição húmida e terrestre.
A saudade quando se evola
torna-se plasma celular, matéria fibrosa.
A saudade enxuga depois de dissolver em fumo
a humidade putrefacta dos corpos.
António Cândido Franco
Poesia Digital
7 poetas dos anos 80
Organização de Amadeu Baptista
e José-Emílio Nelson
Campo das Letras
2002
VII
Ao céu regresso.
Quero dizerà terra anoitecida
pelo amor.
Extasio-me
com a terrestre vida dos astros.
Passeio
por uma estrada de estrelas.
Isto é
uma estrada de flores sublimadas
pela noite.
Vou visitar um estábulo
em pleno universo.
Zodíaco.
Jardim zoológico astral.
Lá estão as constelações
irradiando o seu frio.
Quero dizer
os animais pela memória
desterrados.
Regresso à noite.
Piso a escuridão.
Olho o céu
como se a terra visse.
As estrelas são flores.
As constelações são animais.
O céu é um jardim
com um estábulo no meio.
Comem flores os animais da terra.
Mastigam estrelas os do céu.
O céu também é um chão
mas um chão feito de memória.
Estão lá os mitos.
Isto é
homens elevados
pela luz e pela palavra.
Pisam-se lá em cima astros
como em baixo
se pisam pedras.
No céu passo por mitos
e por ideias.
Estão lá poemas.
Quero dizer
coisas metaforizadas
por esta outra noite do mundo
íntima e secreta
que são as palavras.
António Cândido Franco
Estâncias Reunidas
1977-2002
edições quasi
Nela celebro o êxtase da terra
o luminoso nascimento do mundo
da carne a esplêndida Primavera
quando tudo é vida e desejo fundo
Nela celebro a beleza do dia
um rio de seiva e sangue fecundo
Nela celebro da selva a luxúria
quando tudo é sede e prazer jucundo
Ela é um fruto de carne da terra
um canto azul no princípio de tudo
Eu sou apenas a sombra que cerra
o último crepúsculo quedo e mudo
Sem a chamar aos pés ponho de sua casa
de uma palavra o silêncio em brasa
[1977-1997]
António Cândido Franco
Estâncias Reunidas
1977-2002
edições quasi
ZODÍACO
O céu nocturno está cheio de vida terrestre.
As estrelas são flores.
As constelações animais ao espelho.
A memória de que são feitas as estrelas
é a matéria de outro sangue.
Olho o céu de noite como se visse a terra
de dia.
O céu é um estábulo onde a luz é matéria
sublimada.
Os animais da terra comem flores
os do céu comem estrelas. Em vez de sangue
têm luz.
Vejo-me calado entre os homens celestes
que se movem na abóbada como ideias.
O céu também é um chão.
Um chão feito de memória.
Pisam-se lá em cima astros
como se pisam pedras em baixo.
António Cândido Franco
Poesia Digital
7 poetas dos anos 80
Organização de Amadeu Baptista
e José-Emílio Nelson
Campo das Letras
2002
NEBULOSAS
De dia uma flor evaporada
é no céu de noite uma vela acesa.
Alguém se recosta nos espaldares da terra.
Evaporam-se pedras, abrem-se portas.
Tudo tem um hálito que sobe.
À noite abrimos o peito e saem dele
como de gaveta
finíssimas borboletas. cavalos brancos.
A carne apodrecida pela saudade
leveda auroras.
Devemos ter dentro de nós o altíssimo lugar
das nebulosas.
À noite surpreendidos pela morte
abrimos a boca
e deixamos escapar uma labareda.
Estendem-se na treva as flores evaporadas
manchas estelares que são no céu
a nossa memória.
O corpo coze no espaço interior
das suas paredes metais de terra.
Os ácidos desfazem as pedras.
Saem depois pela boca os astros
as asas aladas das labaredas.
O céu fica então povoado de charcos.
Mais tarde os astros ganham uma malha.
Os lenços brancos da morte quando sobem
cristalizam numa rede fibrosa de corpos
que chamamos nebulosas. Só-pros.
Saem-me pelo nariz fumos misteriosos.
Os astros são a seca memória celeste
da nossa decomposição húmida e terrestre.
A saudade quando se evola
torna-se plasma celular, matéria fibrosa.
A saudade enxuga depois de dissolver em fumo
a humidade putrefacta dos corpos.
António Cândido Franco
Poesia Digital
7 poetas dos anos 80
Organização de Amadeu Baptista
e José-Emílio Nelson
Campo das Letras
2002
VII
Ao céu regresso.
Quero dizerà terra anoitecida
pelo amor.
Extasio-me
com a terrestre vida dos astros.
Passeio
por uma estrada de estrelas.
Isto é
uma estrada de flores sublimadas
pela noite.
Vou visitar um estábulo
em pleno universo.
Zodíaco.
Jardim zoológico astral.
Lá estão as constelações
irradiando o seu frio.
Quero dizer
os animais pela memória
desterrados.
Regresso à noite.
Piso a escuridão.
Olho o céu
como se a terra visse.
As estrelas são flores.
As constelações são animais.
O céu é um jardim
com um estábulo no meio.
Comem flores os animais da terra.
Mastigam estrelas os do céu.
O céu também é um chão
mas um chão feito de memória.
Estão lá os mitos.
Isto é
homens elevados
pela luz e pela palavra.
Pisam-se lá em cima astros
como em baixo
se pisam pedras.
No céu passo por mitos
e por ideias.
Estão lá poemas.
Quero dizer
coisas metaforizadas
por esta outra noite do mundo
íntima e secreta
que são as palavras.
António Cândido Franco
Estâncias Reunidas
1977-2002
edições quasi
quinta-feira, setembro 07, 2006
Letra A - A.M. Pires Cabral
ADOLEZCO, PENO Y MUERO
Adoeço, peno e morro
quando em ti.
Salteaste-me as defesas.
A sentinela abateste no seu posto.
Puseste fogo na tulha e nas adegas,
condenaste-me ao sono.
Derramaste por acinte
o azeite que restava na candeia.
Exiges
a minha face oculta atrás das mãos
perpetuamente.
Como se eu, digamos, fosse um cão
e como se abrir-te as portas da cidade
fosse um festim
de ossos sobre seda, que o cão
devesse agradecer.
A. M. Pires Cabral
como se Bosch tivesse enlouquecido
João Azevedo Editor
Mirandela
2003
PASARÉ LOS FUERTES Y FRONTERAS
Em fortes e fronteiras
me deterei, assim
as horas me corram de feição.
Como um turista
que dá préstimo, atenção venal
a tudo o que vê em terra estranha.
E tu, o cervo irado, passarás,
a galope como um golpe
de vento intemperado,
à minha ilharga
sem me reconhecer.
Extinto o tropel, sedimentada
a poeira dos cascos,
irei beber no primeiro bar da noite.
A. M. Pires Cabral
como se Bosch tivesse enlouquecido
João Azevedo Editor
Mirandela
2003
Y MIEDOS DE LAS NOCHES VELADORES
Nada nem nenhum
guarda garante o sono,
senão o medo que vela
à cabeceira.
Noites preenchidas de demónios
e quimeras.
A candeia quase extinta
à míngua de azeite
é que fabrica as sombras.
Depois, pela manhã,
lambo as feridas,
penteio-me como se
tivesse dormido, como se
não fosse nada.
A. M. Pires Cabral
como se Bosch tivesse enlouquecido
João Azevedo Editor
Mirandela
2003
JORNADA
Madrigais na madrugada
a vós, senhora
dos dentes arreganhados.
Rancores vesperais,
ciúmes,
despeitos de ocasião.
A noite - fragmentada
e por dormir.
Senhora dos mil ossos,
esta a jornada.
António Manuel Pires Cabral
As Escadas não têm Degraus
Livros Cotovia
AS AVES
1 Diversas, pousam-nos, habitam-nos
por dentro, as aves. Por que milagre
ainda quando negras voam branco?
As aves abundam nos antigos caminhos:
umas são comestíveis, outras têm cores.
O bico, um certeiro utensílio.
Aves flutuantes, a quem são vulneráveis
tão íngremes lugares, convosco
transportai nossas dores, aflições.
Oh, rogai por nós, que recorremos a vós.
Dispensai à funda cidade a graça
de vosso olhar oblíquo e concentrado,
olho após olho, com método
revezado. Alcançai dos astros, de
2 quem sois vizinhas e rivais,
cálidas disposições
favoráveis.
Por que voareis, senão por nosso
(que vos adoramos) benefício?
Depositai-nos nas sôfregas gargantas
gases raros, vitais, trazidos no
precário recipiente dos bicos:
tudo o que venha da altitude tem
um nome ao som do qual nos prostraremos.
As aves, as aves!, a asa refeita
e veloz sobre as cabeças, sobre o vale
de lágrimas, seus guinchos povoando
a tensa solidão desta viagem.
3 Lugar às aves: às que voando
perturbam as vísceras do tempo;
às que nem sempre trazem cura,
mas sim no bico perverso
alimentos letais; às que
(advogadas nossas!)
(de tantas cores!) nos devoram
os sentidos.
Lugar às aves: a gratuita
rapacidade, a existência breve,
os membros exíguos,
de improviso.
Lugar às aves, as sobrevoadoras,
mais leves, mais pesadas do que o ar.
A. M. Pires Cabral
Artes Marginais
Guimarães Editores
1998
AMOR
0 Escolhemos um incómodo estatuto,
meu amor: um pássaro incorrecto
(para poder voar) morrermos nele.
Mas gerámos alguns filhos eficazes,
ágeis, duradouros. Contemplando-os,
decorrem-nos tão céleres os dias,
nunca exactamente iguais,
nunca diferentes. É que
existe aquela máxima antiga
solidariamente jurada desde o início
de nossos compromissos:
Sê breve nas horas interiores,
mas por fora sê extenso, derramável
qual um rio. O fundamento do amor.
1 O amor visita o corpo,
o necessita. Lícito divaga
por sombrios lugares,
súbito rumorosos e a arder.
Romã, mentrastos - tantos cheiros
e sabores na docente,
digna espiral.
Tudo aberto em luz na câmara escura:
só porque dois mendigos alcançaram
uma migalha, seu
copo de vinho.
Amando. Ah, que intensos mil-
agres doces nos vêm do corpo.
Que incandescente aptidão.
2 Ora, não digam que não
basta o amor
para resgatar o tempo exausto.
Este acto minucioso,
esta sociedade
por que nos ficamos longamente
gratos e escorrendo.
Nem digam que o amor
é arbitrário:
ele elege e fere
doméstico
quem morre de ferir. Que sorte
(digam antes) esta esgrima, este estar
em tantas posições de gritar.
3 Eis contíguos estes corpos,
derramados. A mecânica exacta,
inflexível. As nuvens
encasteladas, prometendo a chuva.
É um limpo exercício, podem crer.
De que fonte o maná mana,
rescendente? Onde a séde da sede?
No corpo se instalam
gratas ocorrências a não
negligenciar; a nunca
renegar - a menos que os
castos dias se avizinhem (pobres coisas,
lentos animais insusceptíveis:
vede o que o tempo faz de nós!)
4 Tens duas mãos capazes de lutar.
Digo: redondamente.
Digo: pelo tacto. Ah,
que guerra honesta podias conduzir
só pelas mãos
noutras mãos
guerreiras. Digo:
mãos com frutos. Há
guerra e guerra. Para bellum
com porções adequadas
do teu corpo. Si vis pacem,
preenchimento pacífico
do tempo. Digo: a
toda a largura do dia.
5 Agora o resto: imagina
corpo contra corpo,
não apenas as mãos, mas já também
a boca esguia, fugitiva,
regressada à boca.
A boca, a broca: a prudente
(intro) missão. Digo: a in(de)cisão.
A guerra em campo aberto.
Até que o suor. Eis o inimigo
liquidado e dado. Percorrido em guerra.
Digo: inguerra, acto
inverso de matar. Por
que esperas, pára a paz,
para bellum.
A. M. Pires Cabral
Artes Marginais
Guimarães Editores
1998
Adoeço, peno e morro
quando em ti.
Salteaste-me as defesas.
A sentinela abateste no seu posto.
Puseste fogo na tulha e nas adegas,
condenaste-me ao sono.
Derramaste por acinte
o azeite que restava na candeia.
Exiges
a minha face oculta atrás das mãos
perpetuamente.
Como se eu, digamos, fosse um cão
e como se abrir-te as portas da cidade
fosse um festim
de ossos sobre seda, que o cão
devesse agradecer.
A. M. Pires Cabral
como se Bosch tivesse enlouquecido
João Azevedo Editor
Mirandela
2003
PASARÉ LOS FUERTES Y FRONTERAS
Em fortes e fronteiras
me deterei, assim
as horas me corram de feição.
Como um turista
que dá préstimo, atenção venal
a tudo o que vê em terra estranha.
E tu, o cervo irado, passarás,
a galope como um golpe
de vento intemperado,
à minha ilharga
sem me reconhecer.
Extinto o tropel, sedimentada
a poeira dos cascos,
irei beber no primeiro bar da noite.
A. M. Pires Cabral
como se Bosch tivesse enlouquecido
João Azevedo Editor
Mirandela
2003
Y MIEDOS DE LAS NOCHES VELADORES
Nada nem nenhum
guarda garante o sono,
senão o medo que vela
à cabeceira.
Noites preenchidas de demónios
e quimeras.
A candeia quase extinta
à míngua de azeite
é que fabrica as sombras.
Depois, pela manhã,
lambo as feridas,
penteio-me como se
tivesse dormido, como se
não fosse nada.
A. M. Pires Cabral
como se Bosch tivesse enlouquecido
João Azevedo Editor
Mirandela
2003
JORNADA
Madrigais na madrugada
a vós, senhora
dos dentes arreganhados.
Rancores vesperais,
ciúmes,
despeitos de ocasião.
A noite - fragmentada
e por dormir.
Senhora dos mil ossos,
esta a jornada.
António Manuel Pires Cabral
As Escadas não têm Degraus
Livros Cotovia
AS AVES
1 Diversas, pousam-nos, habitam-nos
por dentro, as aves. Por que milagre
ainda quando negras voam branco?
As aves abundam nos antigos caminhos:
umas são comestíveis, outras têm cores.
O bico, um certeiro utensílio.
Aves flutuantes, a quem são vulneráveis
tão íngremes lugares, convosco
transportai nossas dores, aflições.
Oh, rogai por nós, que recorremos a vós.
Dispensai à funda cidade a graça
de vosso olhar oblíquo e concentrado,
olho após olho, com método
revezado. Alcançai dos astros, de
2 quem sois vizinhas e rivais,
cálidas disposições
favoráveis.
Por que voareis, senão por nosso
(que vos adoramos) benefício?
Depositai-nos nas sôfregas gargantas
gases raros, vitais, trazidos no
precário recipiente dos bicos:
tudo o que venha da altitude tem
um nome ao som do qual nos prostraremos.
As aves, as aves!, a asa refeita
e veloz sobre as cabeças, sobre o vale
de lágrimas, seus guinchos povoando
a tensa solidão desta viagem.
3 Lugar às aves: às que voando
perturbam as vísceras do tempo;
às que nem sempre trazem cura,
mas sim no bico perverso
alimentos letais; às que
(advogadas nossas!)
(de tantas cores!) nos devoram
os sentidos.
Lugar às aves: a gratuita
rapacidade, a existência breve,
os membros exíguos,
de improviso.
Lugar às aves, as sobrevoadoras,
mais leves, mais pesadas do que o ar.
A. M. Pires Cabral
Artes Marginais
Guimarães Editores
1998
AMOR
0 Escolhemos um incómodo estatuto,
meu amor: um pássaro incorrecto
(para poder voar) morrermos nele.
Mas gerámos alguns filhos eficazes,
ágeis, duradouros. Contemplando-os,
decorrem-nos tão céleres os dias,
nunca exactamente iguais,
nunca diferentes. É que
existe aquela máxima antiga
solidariamente jurada desde o início
de nossos compromissos:
Sê breve nas horas interiores,
mas por fora sê extenso, derramável
qual um rio. O fundamento do amor.
1 O amor visita o corpo,
o necessita. Lícito divaga
por sombrios lugares,
súbito rumorosos e a arder.
Romã, mentrastos - tantos cheiros
e sabores na docente,
digna espiral.
Tudo aberto em luz na câmara escura:
só porque dois mendigos alcançaram
uma migalha, seu
copo de vinho.
Amando. Ah, que intensos mil-
agres doces nos vêm do corpo.
Que incandescente aptidão.
2 Ora, não digam que não
basta o amor
para resgatar o tempo exausto.
Este acto minucioso,
esta sociedade
por que nos ficamos longamente
gratos e escorrendo.
Nem digam que o amor
é arbitrário:
ele elege e fere
doméstico
quem morre de ferir. Que sorte
(digam antes) esta esgrima, este estar
em tantas posições de gritar.
3 Eis contíguos estes corpos,
derramados. A mecânica exacta,
inflexível. As nuvens
encasteladas, prometendo a chuva.
É um limpo exercício, podem crer.
De que fonte o maná mana,
rescendente? Onde a séde da sede?
No corpo se instalam
gratas ocorrências a não
negligenciar; a nunca
renegar - a menos que os
castos dias se avizinhem (pobres coisas,
lentos animais insusceptíveis:
vede o que o tempo faz de nós!)
4 Tens duas mãos capazes de lutar.
Digo: redondamente.
Digo: pelo tacto. Ah,
que guerra honesta podias conduzir
só pelas mãos
noutras mãos
guerreiras. Digo:
mãos com frutos. Há
guerra e guerra. Para bellum
com porções adequadas
do teu corpo. Si vis pacem,
preenchimento pacífico
do tempo. Digo: a
toda a largura do dia.
5 Agora o resto: imagina
corpo contra corpo,
não apenas as mãos, mas já também
a boca esguia, fugitiva,
regressada à boca.
A boca, a broca: a prudente
(intro) missão. Digo: a in(de)cisão.
A guerra em campo aberto.
Até que o suor. Eis o inimigo
liquidado e dado. Percorrido em guerra.
Digo: inguerra, acto
inverso de matar. Por
que esperas, pára a paz,
para bellum.
A. M. Pires Cabral
Artes Marginais
Guimarães Editores
1998
Augusto Abelaira
Ana Isa fixou-o com a testa enrugada, não lhe largou mais os
olhos, caminhou lentamente, muito morena. - os cabelos negros,
a camisola amarela comprada em Inglaterra, umas calças brancas que
lhe alongavam as pernas. Lentamente, como se dispusesse de todo o
tempo deste mundo e do outro, como se soubesse que Artur não tinha
pressa e que podia continuar a esperá-la mais alguns minutos (ele que
a teria esperado muitos anos!).
- Fósforos? - pergunta prosaica, lançada inesperadamente duma
distância de cinco metros, apanhando Artur desprevenido.
-!Não fumo.
Três, dois, um metro. Ana Isa encostou-se à balaustrada, apoiando-
-se nos cotovelos. O vento levantou-se; um vento de fora, um vento
vindo do mar, ergueu-lhe os cabelos, ela teve de segurá-los com a mão.
- Que vento!
- Que calor não estaria se não fosse o vento!
Tinham falado de fósforos, tinham falado de vento. E agora,
esgotados esses temas, que haviam de fazer? Despedirem-se? Ana Isa
continuava com o cigarro nos lábios, com a ruga na testa, com a mão
nos cabelos, com as calças brancas - brancas, desenhando-lhe as ancas.
Abriu uma bolsinha bordada, tirou uma carteira de fósforos. O pri-
meiro apagou-se. Outro.
- Pedi-lhe fósforos porque não sei acender um fósforo quando
está vento.
- Sim, os fumadores sabem... Fazem uma concha com as mãos.
- Não fuma.
- Posso tentar. - Tentou. O fósforo luziu um instante com uma
chama azul e amarela, perdeu-se num risco de fumo e num cheiro
ácido.
Viraram-se para a praia, ele inclinado sobre a balaustrada, ela
muito direita, de braços cruzados. Uma traineira apitava, os pescadores
corriam no convés, o barulho ferrugento das âncoras que desciam
durou breves instantes. Fazendo com o casaco de lã um abrigo, Artur
aproximou as mãos do rosto de Ana Isa.
- Experimente...
Uma chama azulada e branca, e o cigarro brilhou vermelho.
cinzento depois.
- Porque não há fósforos contra o vento? Os técnicos não se
preocupam com o problema?
O barco apitou de novo, de novo a âncora que descia. Da mesma
que mergulhava mais fundo? Doutra?
- No mar, de noite, quando o vento sopra, como acenderão os
cigarros?
- Fazem uma concha contra o vento.
- Deve ser bom fumar um cigano no meio do mar e de noite
num barco tão pequeno.
- Quem seria o insensato que comparou os barcos a cascas de noz?
- Devem ter a sensação de que aquecem.
Ana Isa puxou longamente o fumo do cigarro - Artur viu-lhe
o peito crescer, - expeliu-o depois pela boca.
- Se eu quiser descrever o mar que hei-de dizer além de que
é azul? - Sacudiu a cinza.
- Às vezes é verde.
- Às vezes é cinzento. - Guardou os fósforos. - Se eu quiser
descrever o mar que hei-de dizer além de que está azulado ou calmo,
de que é imenso?
- Quem lhe pede que descreva o mar?
- Eu própria... Gosto de observar as coisas e descrevê-las.
Conhecem-se melhor.
- Traineiras, barcos a remos... Este mar é modesto. Falta-lhe
um grande transatlântico.
- Para sonhar com viagens?
- Para equilibrar o panorama....
(Continua)
Augusto Abelaira
eva-natal 1962
olhos, caminhou lentamente, muito morena. - os cabelos negros,
a camisola amarela comprada em Inglaterra, umas calças brancas que
lhe alongavam as pernas. Lentamente, como se dispusesse de todo o
tempo deste mundo e do outro, como se soubesse que Artur não tinha
pressa e que podia continuar a esperá-la mais alguns minutos (ele que
a teria esperado muitos anos!).
- Fósforos? - pergunta prosaica, lançada inesperadamente duma
distância de cinco metros, apanhando Artur desprevenido.
-!Não fumo.
Três, dois, um metro. Ana Isa encostou-se à balaustrada, apoiando-
-se nos cotovelos. O vento levantou-se; um vento de fora, um vento
vindo do mar, ergueu-lhe os cabelos, ela teve de segurá-los com a mão.
- Que vento!
- Que calor não estaria se não fosse o vento!
Tinham falado de fósforos, tinham falado de vento. E agora,
esgotados esses temas, que haviam de fazer? Despedirem-se? Ana Isa
continuava com o cigarro nos lábios, com a ruga na testa, com a mão
nos cabelos, com as calças brancas - brancas, desenhando-lhe as ancas.
Abriu uma bolsinha bordada, tirou uma carteira de fósforos. O pri-
meiro apagou-se. Outro.
- Pedi-lhe fósforos porque não sei acender um fósforo quando
está vento.
- Sim, os fumadores sabem... Fazem uma concha com as mãos.
- Não fuma.
- Posso tentar. - Tentou. O fósforo luziu um instante com uma
chama azul e amarela, perdeu-se num risco de fumo e num cheiro
ácido.
Viraram-se para a praia, ele inclinado sobre a balaustrada, ela
muito direita, de braços cruzados. Uma traineira apitava, os pescadores
corriam no convés, o barulho ferrugento das âncoras que desciam
durou breves instantes. Fazendo com o casaco de lã um abrigo, Artur
aproximou as mãos do rosto de Ana Isa.
- Experimente...
Uma chama azulada e branca, e o cigarro brilhou vermelho.
cinzento depois.
- Porque não há fósforos contra o vento? Os técnicos não se
preocupam com o problema?
O barco apitou de novo, de novo a âncora que descia. Da mesma
que mergulhava mais fundo? Doutra?
- No mar, de noite, quando o vento sopra, como acenderão os
cigarros?
- Fazem uma concha contra o vento.
- Deve ser bom fumar um cigano no meio do mar e de noite
num barco tão pequeno.
- Quem seria o insensato que comparou os barcos a cascas de noz?
- Devem ter a sensação de que aquecem.
Ana Isa puxou longamente o fumo do cigarro - Artur viu-lhe
o peito crescer, - expeliu-o depois pela boca.
- Se eu quiser descrever o mar que hei-de dizer além de que
é azul? - Sacudiu a cinza.
- Às vezes é verde.
- Às vezes é cinzento. - Guardou os fósforos. - Se eu quiser
descrever o mar que hei-de dizer além de que está azulado ou calmo,
de que é imenso?
- Quem lhe pede que descreva o mar?
- Eu própria... Gosto de observar as coisas e descrevê-las.
Conhecem-se melhor.
- Traineiras, barcos a remos... Este mar é modesto. Falta-lhe
um grande transatlântico.
- Para sonhar com viagens?
- Para equilibrar o panorama....
(Continua)
Augusto Abelaira
eva-natal 1962
quarta-feira, setembro 06, 2006
Arqueologias
Os dez mandamentos
da mãe de familia
I - Amamente seu proprio filho. Nenhum alimento
substitue o leite materno.
II - Dê cinco refeições diarias ao bébé. De noite
descans e deixe-o descançar. Ensine-o desde cêdo que a
noite foi feita para se dormir.
III - Só adopte alimentação artificial quando re-
commendada pelo medico da familla. Havendo disturbio
intestinal, suspenda logo o leite e o assucar.
IV - Depois de seis meses addicione ao leite ma-
temo: legumes, sopinhas, fructas e mingáos.
V - Não desmame seu filho por iniciativa propria.
Procure ouvir sempre, para isso, a opinião do medico da
creança.
VI - Exponha o garoto ao ar livre e ao sol. Aba-
fado elle não progredirá; sem apanhar sol; não se des-
envolverá nunca.
VII - Deixe a creança sózinha, durante o dia para
descanço de seus nervos. Excitação e distracção em de-
masia irritam.
VIII - Conserve o bébé bem limpo. O tratamento
da epiderme é meio caminho andado para a defesa do
organismo. Traga-o sempre de roupas limpas.
IX - Evite que elle tenha contacto com pessôas
enfermas, desde as que têem simples resfriados até...
Defenda a saude de seu filho como o seu maior e mais
precioso bem!
X - Consulte o medico, quando elle apresentar qual-
quer coisa de anormal. Não siga os conselhos das visi-
nhas velhas, ou ellas lhe levarão o filhinho ao cemiterio.
Annuario das Senhoras
1939
Brasil
terça-feira, setembro 05, 2006
Consumption:
Ida Applebroog
"Marginalia (goggles/black face)"
1996
Oil on canvas, diptych; left: 16 x 14 x 1 3/4 inches,
right: 14 x 18 x 1 3/4 inches
Photo by Dennis Cowley
Courtesy Ronald Feldman Fine Arts, New York
"I don’t understand why people pick up on that I’m so
involved with violence, when the whole world is so involved
with violence…I am not involved in violence; I am involved
with reporting the violence or at least a little bit of a
different take on the six o’clock news."
— Ida Applebroog
http://www.pbs.org/art21/series/seasonthree/index.html
Structures:
Martin Puryear
“Untitled”
1993-1994
Mortared fieldstone, 18 x 14 feet
Oliver Ranch, Geyersville, California
Photo by Wardell Photography
© Wardell Photography
“The stoneworker was a crucial part of this whole process.
He was fascinated by the idea that he was doing something
that would end up having an identity as an art object rather
than a utilitarian structure, a house or building, and that
it was actually going to exist as an independent object for
contemplation and to assume the identity of an art piece.
That, to him, was fascinating.”
— Martin Puryear
segunda-feira, setembro 04, 2006
Pedro Mexia
ROTINA
Este é o meu número:
telefonem-me.
Este é o sítio
onde passo as tardes:
encontrem-me.
Ou não me telefonem
nem me encontrem
mas pensem em mim
enquanto estiverem a viver.
Pedro Mexia
Elliot e Outras Observações
Gótica
2003
Este é o meu número:
telefonem-me.
Este é o sítio
onde passo as tardes:
encontrem-me.
Ou não me telefonem
nem me encontrem
mas pensem em mim
enquanto estiverem a viver.
Pedro Mexia
Elliot e Outras Observações
Gótica
2003
Pedro Mexia
Passa, absorto, com o fato que trouxe
da limpeza a seco,
nem ousando pensar se
a realidade também o permite.
Pedro Mexia
Eliot e Outras Observações
Gótica
2003
da limpeza a seco,
nem ousando pensar se
a realidade também o permite.
Pedro Mexia
Eliot e Outras Observações
Gótica
2003
sábado, setembro 02, 2006
Arnold Hauser
5. Selección y constitución
La circunstancia de que el ser social, con su forma económica,
su posición de clase, su orden juridico, sus convenciones morales,
etcétera, no pueda traducirse sin más en arte, es tan evidente como
el hecho de que ambas manifestaciones no sean idénticas y de
que el arte es algo bien distinto a la repetición o simple continua-
ción de la realidad habitual. El problema a resolver, aunque apenas
soluble de un modo enteramente satisfactorio, radica en la respuesta
a la pregunta de cómo es que todo lo artistico tenga desde un
principio significación sociológica y ocupe un puesto especial no
sólo en el proceso de la historia del arte sino también en el de la
historia social. Esta dificultad no da lugar ai simple dualismo de
la existencia humana, ni a su dicotomia en ser y conciencia, ni a la
idea de que la conciencia viene limitada y condicionada por algo
que no es conciencia sino el concepto de la metamorfosis de un
momento en otro. La transformación de un ser material, paten-
tizado en las fuerzas productivas, los modos de economia y rela-
ciones de propiedad, en formas ideales, en una fe, una norma, una
doctrina, una teoria cientifica o una creación artistica, es un pro-
teso insondable, racionalmente indivisible. a pesar de todas las
limitaciones de la causalidad inmediata, de todas las mediaciones,
acciones recíprocas y reacciones. Si, como ya se dijo, se le endosa
al marxismo cierto resto de mística, consiste éste en la relación
inexplicada entre los dos hechos fundamentales de la existencia
humana, entre sus factores conformes al ser y a la conciencia,
materiales e ideales, sensoriales y espirituales.
El que los supuestos económicos de las creaciones culturales
sean de naturaleza causal o funcional, el que conlleven un condi-
cionamiento unilateral o una acción recíproca entre los distintos
elementos del proceso cultural, apenas cambia algo en la depen-
dencia de las formaciones ideales respecto de las condiciones de la
existencia, a las que se aferra el materialismo histórico en todas
las circunstancias. Más difícil y en última instancia más decisiva
es la cuestión en torno a la alternativa de si las relaciones socio-
económicas desempeñan un papel constitutivo o simplemente se-
lectivo en el nacimiento y predominio de las formas ideales. Crea
el correspondiente modo económico nuevas formas de conciencia?
Modifica tan sólo las ya existentes? Produce él mismo las posi-
bilidades de elección o limita únicamente el número y el tipo de
aquellas entre las cuales se elige?
ARNOLD HAUSER
fundamentos de la sociolgia del arte
Ediciones Guadarrama
Madrid
1975
La circunstancia de que el ser social, con su forma económica,
su posición de clase, su orden juridico, sus convenciones morales,
etcétera, no pueda traducirse sin más en arte, es tan evidente como
el hecho de que ambas manifestaciones no sean idénticas y de
que el arte es algo bien distinto a la repetición o simple continua-
ción de la realidad habitual. El problema a resolver, aunque apenas
soluble de un modo enteramente satisfactorio, radica en la respuesta
a la pregunta de cómo es que todo lo artistico tenga desde un
principio significación sociológica y ocupe un puesto especial no
sólo en el proceso de la historia del arte sino también en el de la
historia social. Esta dificultad no da lugar ai simple dualismo de
la existencia humana, ni a su dicotomia en ser y conciencia, ni a la
idea de que la conciencia viene limitada y condicionada por algo
que no es conciencia sino el concepto de la metamorfosis de un
momento en otro. La transformación de un ser material, paten-
tizado en las fuerzas productivas, los modos de economia y rela-
ciones de propiedad, en formas ideales, en una fe, una norma, una
doctrina, una teoria cientifica o una creación artistica, es un pro-
teso insondable, racionalmente indivisible. a pesar de todas las
limitaciones de la causalidad inmediata, de todas las mediaciones,
acciones recíprocas y reacciones. Si, como ya se dijo, se le endosa
al marxismo cierto resto de mística, consiste éste en la relación
inexplicada entre los dos hechos fundamentales de la existencia
humana, entre sus factores conformes al ser y a la conciencia,
materiales e ideales, sensoriales y espirituales.
El que los supuestos económicos de las creaciones culturales
sean de naturaleza causal o funcional, el que conlleven un condi-
cionamiento unilateral o una acción recíproca entre los distintos
elementos del proceso cultural, apenas cambia algo en la depen-
dencia de las formaciones ideales respecto de las condiciones de la
existencia, a las que se aferra el materialismo histórico en todas
las circunstancias. Más difícil y en última instancia más decisiva
es la cuestión en torno a la alternativa de si las relaciones socio-
económicas desempeñan un papel constitutivo o simplemente se-
lectivo en el nacimiento y predominio de las formas ideales. Crea
el correspondiente modo económico nuevas formas de conciencia?
Modifica tan sólo las ya existentes? Produce él mismo las posi-
bilidades de elección o limita únicamente el número y el tipo de
aquellas entre las cuales se elige?
ARNOLD HAUSER
fundamentos de la sociolgia del arte
Ediciones Guadarrama
Madrid
1975
sexta-feira, setembro 01, 2006
Helga Moreira
Ardem fragmentos, vĂŞ a poeira entregue à brisa,
plantas cujos nomes me ensinas, ocultando
com diálogos o que nos cerca.
Onde nos levam esses sabores, pequenas vigilâncias,
sonhos cercando outros sonhos?
Não é fácil o crepúsculo, dizes
entregue à mais irónica das denúncias.
f.anto para ti o repouso.
em, há anos que ardem nossos olhos,
fragmentos,
os dias esquecidos todos os dias.
Temos uma cantiga próxima do amanhecer
ainda do tempo em que te pedia os apontamentos
seguíamos até à última paragem.
Helga Moreira
Poesia Digital
7 poetas dos anos 80
Organização de Amadeu Baptista
e José-Emílio Nelson
Campo das Letras
2002
plantas cujos nomes me ensinas, ocultando
com diálogos o que nos cerca.
Onde nos levam esses sabores, pequenas vigilâncias,
sonhos cercando outros sonhos?
Não é fácil o crepúsculo, dizes
entregue à mais irónica das denúncias.
f.anto para ti o repouso.
em, há anos que ardem nossos olhos,
fragmentos,
os dias esquecidos todos os dias.
Temos uma cantiga próxima do amanhecer
ainda do tempo em que te pedia os apontamentos
seguíamos até à última paragem.
Helga Moreira
Poesia Digital
7 poetas dos anos 80
Organização de Amadeu Baptista
e José-Emílio Nelson
Campo das Letras
2002
Tóth Árpád
EM HORA ESTÉRIL
Estou só.
Muito.
As lágrimas correm.
Deixo.
Toalha de oleado na minha mesa,
talho, indolente, uma canção,
enfezado, figura miserável, eu.
Eu, eu.
E estou só no mundo inteiro.
1908
Tóth Árpád
1886-1928
Antologia de Poesia Húngara
Selecção e tradução de Ernesto Rodrigues
Âncora Editora
Estou só.
Muito.
As lágrimas correm.
Deixo.
Toalha de oleado na minha mesa,
talho, indolente, uma canção,
enfezado, figura miserável, eu.
Eu, eu.
E estou só no mundo inteiro.
1908
Tóth Árpád
1886-1928
Antologia de Poesia Húngara
Selecção e tradução de Ernesto Rodrigues
Âncora Editora
Döbrentei Kornél
GANCHO DE FERRO
Nuvem cavalgando borboleta sombria
é a minha pátria, onde no meu
coração domesticado roda moinho
silencioso do sonho, em haste de trigo
meu avô galopa céus fora e,
triturado, em grandes flocos, cai.
Lá em baixo, labirinto de ossos
é minha mãe,
de quem construo um Principezinho
ao redor do tempo, enquanto corre
por cima de mim o prado de passos longos,
onde a criança desembrulha
borboleta aberta na lagarta.
Recolhe-se com estalido a rosa
atrás de mim, e incendeia-se a raposa
nas janelas do céu; acolá, pende
um terrível gancho de ferro, minha
cabeça roubada na sua ponta.
Só se ouve o frio, enquanto não
cresce, à volta do meu crânio, da minha
respiração tece teia de aranha.
Döbrentei Kornél
1946
Antologia de Poesia Húngara
Selecção e tradução de Ernesto Rodrigues
Âncora Editora
Nuvem cavalgando borboleta sombria
é a minha pátria, onde no meu
coração domesticado roda moinho
silencioso do sonho, em haste de trigo
meu avô galopa céus fora e,
triturado, em grandes flocos, cai.
Lá em baixo, labirinto de ossos
é minha mãe,
de quem construo um Principezinho
ao redor do tempo, enquanto corre
por cima de mim o prado de passos longos,
onde a criança desembrulha
borboleta aberta na lagarta.
Recolhe-se com estalido a rosa
atrás de mim, e incendeia-se a raposa
nas janelas do céu; acolá, pende
um terrível gancho de ferro, minha
cabeça roubada na sua ponta.
Só se ouve o frio, enquanto não
cresce, à volta do meu crânio, da minha
respiração tece teia de aranha.
Döbrentei Kornél
1946
Antologia de Poesia Húngara
Selecção e tradução de Ernesto Rodrigues
Âncora Editora
Henrique Risques Pereira
Não te esqueças de levar contigo
esse coração triste
de tanta maldade
de tanta impiedade
de rancores e ódios
Leva contigo os sonhos
ocultos no fundo dos teus olhos
para que ninguém veja
a tua luz de esperança
Henrique Risques Pereira
Transparência do Tempo
quasi
esse coração triste
de tanta maldade
de tanta impiedade
de rancores e ódios
Leva contigo os sonhos
ocultos no fundo dos teus olhos
para que ninguém veja
a tua luz de esperança
Henrique Risques Pereira
Transparência do Tempo
quasi
Henri Michaux
- Seixo rolante -
Seixo rolante pela estrada fora
triturador triturado
até à trituração para lá da qual só existe matéria micro-
métrica
e marca narca
nervos em franja
como uma cobertura de arame farpado
em jacto na facúndia em que tudo se arqueia e tudo se
arqueia
a traficância de acordo com a bondensância e o comércio
de tripas de cordel e de óleo pesado
mais além da cabala
os padres os pederastas e essa pálida populaça que for-
mam a falange dos vociferantes.
Mal haja tudo
a minha parte de rins diz “sangue” à minha parte alta e
opõe-se a tudo quanto não sejam injúrias e carne fresca
não é semeando que nos tornamos ferreiros
e abaixo as esponjas!
Afirmações, precisam-se.
Henri Michaux
Doze Nós numa Corda
Poemas mudados para português
por
Herberto Helder
Assírio & Alvim
Seixo rolante pela estrada fora
triturador triturado
até à trituração para lá da qual só existe matéria micro-
métrica
e marca narca
nervos em franja
como uma cobertura de arame farpado
em jacto na facúndia em que tudo se arqueia e tudo se
arqueia
a traficância de acordo com a bondensância e o comércio
de tripas de cordel e de óleo pesado
mais além da cabala
os padres os pederastas e essa pálida populaça que for-
mam a falange dos vociferantes.
Mal haja tudo
a minha parte de rins diz “sangue” à minha parte alta e
opõe-se a tudo quanto não sejam injúrias e carne fresca
não é semeando que nos tornamos ferreiros
e abaixo as esponjas!
Afirmações, precisam-se.
Henri Michaux
Doze Nós numa Corda
Poemas mudados para português
por
Herberto Helder
Assírio & Alvim
Herberto Helder
Engoli
água. Profundamente: - a água estancada no ar.
Uma estrela materna.
E estou aqui devorado pelo meu soluço,
leve da minha cara.
O copo feito de estrela. A água com tanta força
no copo. Tenho as unhas negras.
Agarro nesse copo, bebo por essa estrela.
Sou inocente, vago, fremente, potente,
tumefacto.
A iluminação que a água parada faz de mim
das mãos à boca.
Entro nos sítios amplos.
-O poder de reluzir em mim um alimento
ignoto; a cara
se a roça a mão sombria, acima
da camisa inchada pelo sangue
abaixo do cabelo enxuto à lua. Engoli
água. A mãe e a criança demoníaca
estavam sentadas na pedra vermelha.
Engoli
água profunda.
Herberto Helder
Ou o Poema Contínuo
Poemário 2003
água. Profundamente: - a água estancada no ar.
Uma estrela materna.
E estou aqui devorado pelo meu soluço,
leve da minha cara.
O copo feito de estrela. A água com tanta força
no copo. Tenho as unhas negras.
Agarro nesse copo, bebo por essa estrela.
Sou inocente, vago, fremente, potente,
tumefacto.
A iluminação que a água parada faz de mim
das mãos à boca.
Entro nos sítios amplos.
-O poder de reluzir em mim um alimento
ignoto; a cara
se a roça a mão sombria, acima
da camisa inchada pelo sangue
abaixo do cabelo enxuto à lua. Engoli
água. A mãe e a criança demoníaca
estavam sentadas na pedra vermelha.
Engoli
água profunda.
Herberto Helder
Ou o Poema Contínuo
Poemário 2003
Subscrever:
Mensagens (Atom)